Laberinto – Simbología de laberintos

O laberinto es un símbolo ancestral, que está presente en las más diversas culturas, tanto en Occidente como en Oriente. Por lo general, se representa como un complejo de caminos enredados, diseñados para desconcertar a quienes intentan encontrar la salida.

Restos del Palacio de Knossos, ubicado en la isla de Creta.  Foto: Yu Lan / Shutterstock.com

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Restos del Palacio de Knossos, ubicado en la isla de Creta. Foto: Yu Lan / Shutterstock.com

En la tradición alquímica, simboliza los desafíos y aflicciones que los iniciados deben atravesar para depurarse espiritualmente y así alcanzar la piedra filosofal tan esperada, es decir, la perfección. Es en este punto que el adepto alcanza el núcleo de sí mismo. Los alquimistas creen en lo que se llama el laberinto de Salomón o laberinto de catedrales, imagen predominante en la filosofía cabalística, que encabeza algunos manuscritos de esta ciencia oculta.

La forma laberíntica se puede encontrar en edificios tridimensionales, como el mítico Laberinto de Creta, uno de los principales mitos griegos. O en jardines construidos en este formato, en dibujos impresos en periódicos, entre otros espacios antiguos y modernos, como Internet, también concebidos como un laberinto.

En la red virtual, el laberinto adquiere una connotación moderna. Se utilizan dos ingeniosos estilos para navegar por la Red. En uno de ellos, conocido como la estrategia de la cuerdo Ariadne, se marca cada camino, recordando la vieja táctica de Hansel y Gretel, que marcan el camino con migas de pan, para que pueda, posteriormente, volver por la misma ruta, si el internauta así lo desea.

En el otro, llamado la estrategia loca de Ariadne, el usuario navega sin prestar atención al camino, a través de ensayos y errores, de un sitio a otro, sin poder volver sobre el camino seguido. Tanto el plan como el otro pueden llevar a los internautas a obtener los más variados frutos de su búsqueda.

Este símbolo también se usa como una forma de dar el sustantivo que complementa las cualidades del laberinto. Así, por ejemplo, se habla de literatura laberíntica, en el sentido de una obra de trama o narrativa compleja que opta por caminos no lineales.

El escritor argentino Jorge Luis Borges utilizó, en muchos de sus escritos, esta imagen envuelta en misterios desde la antigüedad, llegando a componer un texto titulado ‘O Laberinto’. Vio el mundo como un laberinto del que es imposible escapar, ya que sus caminos son totalmente desorientadores e ilusorios.

O Laberinto de Creta, uno de los mitos griegos más conocidos, es construido por Dédalo para encerrar al monstruo conocido como Minotauro, mitad hombre, mitad toro, que se alimentaba constantemente con los jóvenes que le ofrecían. Teseo, guiado por Ariadna, que marca el camino con una madeja de hilo, tiene el mérito de destruir a esta criatura.

Están los laberintos más sencillos, con senderos que siguen una sola dirección y, tras unos pocos movimientos circulares, llevan a la gente a su núcleo. Y están los Dédalos, que tienen como objetivo desorientar a los viajeros, a través de entradas y salidas variadas.

Entre los gnósticos, el laberinto también tiene una connotación iniciática, ya que el adepto debe recorrer sus caminos, pasando así por una especie de núcleo espiritual invisible, donde se produce la conversión de las sombras en luz y, por tanto, una renovación personal. Es cuando el ser finalmente se enfrenta a la verdad que busca.

Fuentes:
http://pt.wikipedia.org/wiki/Labyrinth
http://laborintus.planetaclix.pt/dicio-DB.html
http://www.patio.com.br/labirinto/borges1.html
http://faculty.maxwell.syr.edu/gaddis/HST210/Sept23/Default.htm

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