Leptospirosis canina – Enfermedades animales

La leptospirosis es una importante enfermedad infecciosa y contagiosa, de notificación obligatoria, que afecta a tantos animales como el hombre.

Esta zoonosis, que tiene a la bacteria Leptospira como agente etiológico, es una de las más frecuentes, concentrándose especialmente en los meses lluviosos, en áreas inundadas y / o deficientes en saneamiento básico.

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En los perros, esta patología se caracteriza por un trastorno renal y / o hepático agudo, que en muchos casos puede conducir a una septicemia. Las condiciones crónicas de esta enfermedad dan como resultado secuelas como, por ejemplo, enfermedad renal crónica.

La bacteria que causa la leptospirosis es aeróbica o microaerófila, gramnegativa y forma parte del orden de las espiroquetas. Su multiplicación se produce fuera del hospedador, y su supervivencia en el medio depende de las condiciones del mismo, pudiendo sobrevivir hasta 180 días en suelo húmedo o en aguas tranquilas.

Las leptospiras se subdividen en serovares, según las diferencias antigénicas. Los perros son los huéspedes principales de las siguientes leptospiras.: L. canicola y L. bataviae. Con poca frecuencia, los perros también pueden ser anfitriones, accidentalmente, de la L. gipptyphosa, L. pomona, L. icterohaemorrhagiae y L. bratislava.

Este patógeno penetra en el organismo a través de membranas mucosas o piel dañada, y el contagio entre perros puede ocurrir por contacto directo con animales infectados, o por transmisión indirecta, con un animal susceptible expuesto a un ambiente contaminado. Después de 4 a 11 días de infección, la bacteria llega al torrente sanguíneo multiplicándose rápidamente dando lugar a leptospiremia, en la que inicialmente se puede observar fiebre, leucocitosis y albuminuria. En algunos animales, las bacterias pueden diseminarse por el cuerpo, invadiendo órganos a través de los cuales este agente tiene tropismo, como el hígado, los riñones, el bazo, los ojos, el sistema nervioso central, lo que puede provocar daños graves. Pueden producirse petequias, equimosis, ictericia, daño hepático y renal severo, pudiendo provocar, en este momento, la muerte del animal por insuficiencia renal o hepática.

En 7 a 10 días cesa la bacteriemia, con disminución de la fiebre y eliminación de bacterias localizadas en el torrente sanguíneo por los anticuerpos. En ese punto, la recuperación del animal puede comenzar, cuanto más rápido, menor es el daño a los órganos. Sin embargo, el patógeno puede alojarse en lugares donde los antígenos no pueden llegar, como la córnea y el túbulo reanis, dando lugar a uveítis y leptospiruria respectivamente. Este último puede persistir durante años, constituyendo una fuente de infección para otros animales.

Las manifestaciones clínicas dependen de factores como las condiciones inmunológicas, la edad del animal, factores ambientales y la virulencia del serovar. La leptospirosis en perros puede ser hiperaguda, aguda o crónica.

En la condición hiperaguda, el animal puede presentar leptospiremia intensa, shock, evolucionando hacia la muerte rápidamente. En casos agudos, los perros pueden experimentar anorexia, fiebre, vómitos, deshidratación, poliuria, polidipsia y renuencia a moverse. A medida que avanza la afección, también pueden aparecer oliguria y anuria.

En condiciones crónicas, los signos clínicos pueden no ser tan notorios. Puede haber fiebre sin causa aparente y también conjuntivitis. Además, también pueden aparecer trastornos hepáticos y renales.

El diagnóstico se realiza mediante pruebas de laboratorio, como análisis de orina, hematología, serología e identificación de las bacterias en el tejido.

El objetivo principal del tratamiento es mantener estable al animal durante la fase aguda de la enfermedad, previniendo la aparición de lesiones importantes en órganos, como el hígado y los riñones, así como suprimiendo la leptospiruria. Se pueden utilizar antibióticos, con el objetivo de reducir la multiplicación de esta bacteria y, en consecuencia, reducir el daño causado por ella.

Los animales que padecen una afección aguda pueden requerir una terapia de apoyo intensiva. Cuando el perro ya tiene insuficiencia renal y / o trastorno hepático, el pronóstico es malo. Sin embargo, cuando el choque y / o la coagulación intravascular se propagan, el pronóstico es desfavorable.

El control se realiza mediante la vacunación de los animales, ya que no hay forma de eliminar los reservorios de este patógeno. Se sabe que los animales jóvenes que no han sido vacunados, o que nacieron de madres no vacunadas, tienen más probabilidades de desarrollar la forma hiperaguda de la enfermedad.

Fuentes:
http://www.pfizersaudeanimal.com.br/PDFs/Boletim_Leptospirose.pdf
http://www.leptospirosenobrasil.com.br/trab_tecnicos/leptospirose_canina.pdf
http://www.cepav.com.br/br/paginas_internas/textos_tecnicos/leptospirose.html
http://www.unicruz.edu.br/seminario/artigos/saude/LEPTOSPIROSE%20EM%20C%C3%83ES%20-%20UMA%20REVIS%C3%83O%20BIBLIOGRAFICA.pdf

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