Líquido orgánico translúcido que juega un papel importante en el sistema inmunológico.
Composición
La linfa se deriva del líquido intersticial que ingresa a los vasos linfáticos. Su composición, y en particular su concentración proteica, es similar a la del líquido intersticial de cada tejido: la linfa del hígado contiene hasta 6 g/dl de proteína; la del tórax, de 3 a 5 g/dl. El sistema linfático es una de las principales rutas para la absorción de nutrientes, principalmente lípidos, del tracto gastrointestinal: después de una comida rica en grasas, la linfa en el conducto torácico puede contener 1-2 % de lípidos.
La linfa es un verdadero ambiente interno para los linfocitos provenientes de la circulación sanguínea, que toman prestados allí sus principios nutritivos (→ sistema inmunitario). Más rico en agua y urea que la sangre, tiene menos sales minerales y fibrinógeno.
Su coagulación es más lenta: cuando su coágulo se retrae, libera mayor cantidad de suero. Las partículas grandes, como las bacterias, pueden penetrar entre las células endoteliales de los capilares linfáticos y destruirse a medida que la linfa pasa por los ganglios linfáticos.
El flujo de la linfa
Circula aproximadamente 100 ml de linfa por hora en el conducto torácico de un hombre en reposo (durante el ejercicio, este flujo puede ser de 10 a 30 veces mayor). Sin embargo, el flujo de la linfa es relativamente bajo en comparación con el volumen total de líquido intercambiado entre el plasma y el tejido intersticial. La tasa de flujo linfático está determinada principalmente por dos factores: la presión del líquido intersticial y el grado de actividad de la bomba linfática.