Los portugueses llegaron a Brasil el 22 de abril de 1500.
En este día, navegantes liderados por Pedro Álvares Cabral desembarcaron en la región de la actual ciudad de Porto Seguro. Allí permanecieron del 22 de abril al 2 de mayo de 1500.
El principal testimonio escrito de la llegada de los portugueses fue el relato del escribano Pero Vaz de Caminha, que pasó a la historia como la «Carta de Caminha».
El descubrimiento de Brasil
La expedición que llegó a Brasil el 22 de abril de 1500 -fecha que se celebra como el Descubrimiento de Brasil- comenzó en Lisboa, Portugal, de donde partieron los marineros el 9 de marzo de 1500.
Pedro Álvares Cabral dirigió esta expedición y, según la historia, fue él quien «descubrió» Brasil.
Según la historia, el destino de la expedición fue Calicut, India, en el camino recorrido por Vasco da Gama, en 1497-1498. Pero, varios historiadores coinciden en que, antes de llegar a la India, Cabral tenía la misión de comprobar si había tierra en el sur de América.
La flota de Cabral estaba formada por 9 barcos, 3 carabelas y 1 naveta. Había entre 1200 y 1500 personas, entre religiosos, soldados e intérpretes.
El viaje transcurrió sin problemas y los barcos se detuvieron para conseguir agua de las Islas Canarias y del archipiélago de Cabo Verde.
Hacia el 18 de abril, los navegantes ya estaban cerca de tierras brasileñas, más precisamente cerca de Bahía de Todos os Santos.
El día 21, los marineros avistaron plantas, como el botelho y el rabo d’asno (o cola de burro) y, a la mañana siguiente, vieron pájaros como la madriguera, indicios inequívocos de que había tierra cerca. Más tarde vieron una montaña y, por ser Semana Santa, la llamaron Monte Pascoal.
Los navegantes pensaron que Brasil era una isla y, por eso, el primer nombre que le dieron fue Ilha de Vera Cruz (vera, de verdad o verdad), pero luego la llamaron Tierra de Santa Cruz. Esta fue una señal de que Cabral y los otros capitanes se dieron cuenta de que Brasil era un continente y no una isla.
Aunque los portugueses llegaron a Brasil el 22 de abril, sólo el 23 desembarcó uno de los capitanes, Nicolau Coelho, acompañado de unos hombres. En la playa esperaban una veintena de indígenas de la etnia Tupiniquim.
A la mañana siguiente, los barcos atracaron y subieron a bordo dos indígenas. Según Pero Vaz de Caminha, ambos quedaron impresionados con las gallinas, e indicaron que habría oro en tierra.
Finalmente, el 26 de abril, Pedro Álvares Cabral desembarcó con los religiosos y mandó erigir un altar, donde se celebró una misa. El 1 de mayo se celebró otra misa, acompañada de una procesión.
Para averiguar las coordenadas donde se encontraban, los portugueses construyeron un gran astrolabio de madera y, el 2 de mayo, los barcos levantaron anclas y navegaron hacia las Indias, dejando dos exiliados en la costa.