Luces de la ciudad

Luces de la ciudad Luces de la ciudad

Luces de la ciudad

Melodrama de Charlie Chaplin, protagonizado por Charlie Chaplin (el vagabundo), Virginia Cherrill (el joven ciego), Harry Myers (el millonario), Florence Lee (la abuela), Allan García (el valet), Hank Mann (el boxeador), Henry Bergman (el portero), Albert Austin (un ladrón).

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  • Guión: Charlie Chaplin
  • Música : C. Chaplin
  • Ensamblaje: C. Chaplin
  • Fotografía: Rollie Totheroh, Gordon Pollock y Mark Marlatt
  • Decoración: Charles D. Hall
  • País : Estados Unidos
  • Fecha de lanzamiento : 1931
  • Su : en blanco y negro ; silencio
  • Duración : 1 h 27

Abstracto

Un vagabundo que deambula por una gran ciudad se encuentra con un joven florista ciego que lo toma por un rico caminante, luego salva a un millonario de un ahogamiento voluntario que lo convierte en su amigo en sus momentos de embriaguez. Intenta en vano ganar dinero barriendo las calles, o boxeando, para mantener la ilusión de la joven y hacer que un especialista la trate en Viena. En uno de sus momentos de fastuosa borrachera, el millonario le entrega la suma necesaria. Pero la policía sospecha del vagabundo de un robo. Se escapa, le da el dinero a la joven y se encuentra en la cárcel. Liberado, deambula, más miserable que nunca, y descubre con alegría al florista curado. Él no le dice nada y acepta la moneda y la flor que ella le entrega.

Observación

El melodrama de la mirada

La primera de las originalidades de esta película es la fidelidad al cine mudo en un momento en el que triunfa el habla, lo que en ningún caso le impide alcanzar un gran éxito, tanto de público como de crítica. Despreciando lo hablador, que le parecía amenazar el arte de la pantomima en el que había basado su carácter de «vagabundo», Chaplin sintió, sin embargo, grandes ansiedades y la película, iniciada en 1928, tardó casi tres años en completarse. plena realización.

Curiosamente, es la película que más anuncia la disociación del personaje, incluso del mito, de Chaplin, ya que aparecerá, unos años después, con Monsieur Verdoux o Limelight (Los fuegos del protagonismo). El vagabundo se enfrenta aquí a un malentendido en cuanto a su identidad. Es amado por el joven ciego por una personalidad que no es la suya (un hombre rico), casi ignorado cuando aparece como él mismo a la joven que ha recuperado la vista. Asimismo, es amigo del millonario cuando no disfruta de su lucidez, rechazado cuando está sobrio. Todo es cuestión de mirada (que sugiere el tema inmediato de la película): prueba adicional, si fuera necesaria, de que Chaplin no es en modo alguno un payaso que se contentaba con doblar el cine a sus necesidades, sino que el aquí, en al contrario, está en el corazón de su universo y de su imaginación creativa.

La esencia de la comedia, como la emoción, es la discrepancia entre el personaje social que intenta interpretar Charlot y su realidad vagabunda: todo el drama nace de su deseo de conformarse al personaje que imaginaba la joven ciega. A diferencia de una película anterior de Chaplin, The Gold Rush, el vagabundo, aquí, permanece al margen del mundo de la prosperidad.

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