Marc Almond –

Cantante de rock británico (Southport, Lancashire, 1956).

Adolescente solitario con asma Almond es un apasionado del pop angloamericano así como de la canción francesa (Jacques Brel, Édith Piaf…), y registra su bazo y sus ansiedades sexuales en poemas. En Leeds, donde estudió arte, conoció al músico Dave Ball. La aventura de Soft Cell puede comenzar. Pero mucho antes de que el dúo se separara en 1984, Marc Almond se sentía apretado en su camisa de fuerza como estrella del pop. Siente la necesidad de grabar álbumes oscuros e introspectivos que combinen composiciones originales y versiones torturadas de sus mentores (Brel, Scott Walker, Lou Reed o Peter Hammill). Intitulado y Tormentos y toreros, publicado bajo el nombre de Marc y las Mambas, son las dos piedras fundamentales del movimiento gótico.

El heraldo del equívoco. A mediados de la década de 1980, Almond, afeitado y tatuado, se convirtió en el cantor de las tierras bajas, logrando ser olvidado por el público en general. Lo único que queda es volver a seducirlo, pero esta vez sin malentendidos. Con su sello de crooner a la antigua, canta su diferencia, su homosexualidad (en 1985, actuó a dúo con Jimmy Sommerville la Siento amor por Donna Summer), su pasión por los entornos del inframundo, la decadencia. Sus registros adquieren la apariencia de diarios de viaje de un estupor trotamundos. Y si Puño de la madre, su obra maestra de 1987, es un amargo fracaso, Almond todavía logra terminar la década de 1980 como la comenzó: en la cima de las listas, con su portada de la Algo se apoderó de mi corazón por Gene Pitney.

La década de los 90 vio a un Marc Almond sereno alternar entre propuestas comerciales, álbumes de música dance kitsch en los que se entrelazan españoles, ritmos orientales y violines grandilocuentes, y grabaciones más confidenciales dedicadas a adaptaciones de clásicos del repertorio francés (Ferré, Gréco, Aznavour…).

Artista indiferente al éxito masivo y los movimientos de la moda, Almond es uno de los pocos músicos ingleses que ha asimilado, más allá de los eternos clichés, una cultura europea. Desde la siniestra belleza de sus primeros discos en solitario hasta el sedoso pop de sus éxitos, Almond está, a través de su rica interpretación, en el linaje de los grandes tenores de la canción realista que lo inspiraron.


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