LA melatonina es una neurohormona – una sustancia secretada por una neurona, capaz de llegar directamente al torrente sanguíneo – producida por una amplia variedad de animales y plantas. En los seres superiores, como el Hombre, es fabricado por la glándula pineal y, según los estudios realizados hasta el momento, es la principal responsable de la regulación del sueño.

En el ámbito químico es calificada como indolamina, producida a partir del triptófano y precedida por la serotonina, neurotransmisor capaz de regular el estado de ánimo y prevenir, cuando se encuentra en las proporciones adecuadas en el cuerpo humano, la aparición de depresión. Los investigadores dicen que los mecanismos fotorreceptores de la retina y la glándula pineal tienen la función de producir Melatonina, transformando el proceso de síntesis de serotonina mediante la intervención de una enzima conocida como serotonina-N-acetiltransferasa. Este circuito productor de melatonina está presente en todos los vertebrados.

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Esta hormona tiene la característica de atravesar fácilmente las membranas celulares, a través de un proceso llamado difusión. Así, no se deposita en el interior del pinealocito -esta estructura forma el parénquima pineal, es decir, el tejido celular relacionado con el almacenamiento de sustancias nutritivas-, por lo que queda libre para viajar a través de las ramas vasculares sanguíneas que riegan la glándula pineal después su constitución. .

La melatonina se sintetiza tan pronto como se cierran los ojos, ya que se produce un mensaje frente a la luz, que luego se transmite a los órganos responsables. En este momento se impide la producción de esta hormona; por lo que es claro que su fabricación depende exclusivamente de las condiciones fotosensibles del ambiente externo. Esto se debe a que la pineal juega un papel activo en la estructuración cronológica de los ritmos biológicos, actuando como árbitro en las relaciones entre luz y oscuridad, actividad y descanso, sueño y vigilia, así como en la regulación endocrina del proceso reproductivo y en el equilibrio del sistema inmunológico.

En definitiva, en un lugar tranquilo, lo suficientemente oscuro, se acelera la producción de melatonina, provocando el sueño; cuando las condiciones son adversas, la persona no puede alcanzar los niveles necesarios de esta hormona, lo que puede contribuir a la aparición del insomnio. De ahí la importancia de crear un ambiente adecuado para un mejor descanso del organismo, en el que estén ausentes la luz, el sonido, los olores o cualquier fuente de calor, estímulos que impiden la llegada del sueño.

La melatonina también tiene la misión de actuar como factor antioxidante, rescatando las células epiteliales a merced de las radiaciones ultravioleta. También puede ayudar en la rehabilitación de neuronas afectadas por la enfermedad de Alzheimer o por periodos de isquemia que se caracterizan por tener su origen en accidentes cerebrovasculares.

La reducción en la producción de Melatonina se puede atribuir a varios factores, como la falta de nutrición, la asociación de sustancias químicas y medicamentos, el estrés y el proceso de envejecimiento. Bajo la presión de los momentos estresantes, el individuo comienza a producir más cortisol y adrenalina, lo que a su vez también conduce a la producción de moléculas de radicales libres, lo que hace que las células sean más propensas a sufrir lesiones. Por si esto fuera poco, la adrenalina y el cortisol llevan al organismo a sintetizar una enzima conocida como Triptófano pirolasa, la cual tiene el poder de eliminar el Triptófano, impidiendo así la producción de Melatonina y Serotonina, que también pueden desencadenar un proceso depresivo.

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