El escritor y crítico literario William Gass usa el término metaficción por primera vez para nombrar las obras de ficción que rompen con el canon establecido por el Modernismo estadounidense. Desde la década de 1960 en adelante, innumerables escritores produjeron obras que subvirtieron las convenciones literarias de escribir la novela.
En este contexto, la escritura se trabaja en sus ámbitos compositivo, referencial y representacional. El curso de la Historia, en su continuidad, surge como materia fundamental para la creación de la ficción de la llamada generación de posmodernistas o metaficcionistas.
El poeta posmodernista es el que ejerce la profesión artística en el ámbito de la escritura, el análisis y la crítica literaria, todo ello de forma simultánea. La intención del artista es minar definiciones y conceptos que puedan desvelar, en el contexto artístico y social, el género metaficcional.
Para ello, el autor deja huellas que llevan al lector a conocer la estrategia de creación literaria. Sumado a esto, las obras metaficcionales tienen como características la multiplicidad de puntos de vista –en algunos casos incluso la contradicción y la incoherencia están presentes–, la inseparabilidad entre realidad y ficción, la transgresión de la linealidad narrativa y la invitación al lector a realizar una crítica y interpretación reflexiva.
Desde principios de la década de 1980, los estudiosos de la literatura han intentado crear mecanismos comparativos para clasificar las producciones posmodernas. Sin embargo, aunque existe consenso en que la metaficción consiste en textos que se enfocan críticamente en sí mismos, es posible encontrar tendencias metaficcionales de autores como Miguel de Cervantes, en su obra emblemática. Don Quijote.
En la misma década, principios de los 80, el escritor Umberto Eco publicó el libro Posdata del nombre de la rosa, obra que presenta al lector la revelación de las estrategias literarias empleadas por él en su famosa novela El nombre de la rosa. Si a finales del siglo XX Umberto Eco, alentado por ideales metaficcionales, escribe crítica y reflexivamente sobre su producción, en el siglo XXI la reflexión, la crítica y los vestigios del hacer poético se insertan en las propias novelas.
De esta forma se pone en tela de juicio la soberanía del autor, al fin y al cabo, suele haber un personaje de escritor que tiene autonomía dentro del universo del libro y el lector también juega el papel de co-creador en la construcción de un mundo posible. e historia. El proceso de lectura posmoderno requiere una imaginación activa y creativa por parte del lector, ya que ahora puede incluso convertirse en un personaje de la trama.
Así, las narrativas metaficcionales demandan cada vez más lectores que antecedentes literario, ya que sólo así pueden tener sentido las citas, alusiones, intertextualidades y referencias.
Algunas producciones que tienen componentes metaficcionales:
- Guerra y paz, de Tolstoi;
- Los hermanos Karamazov, de Dostoievski;
- El juego de la rayuela, Julio Cortázar;
- Ulises, por James Joyce.
Durante un tiempo, la metaficción fue vista como la «muerte» de la novela porque ya no se ocupaba de que decir, pero como como contar. De hecho, las estrategias de metaficción hacen que la literatura evolucione y se proponga mejorar y profundizar las discusiones de ficción que están presentes desde Homero.
Referencias:
FERNANDEZ, Sara Rosa Faria da Silva Vitorino. La metaficción en la novela posmodernista portuguesa. 2012, 229 y sig. Tesis (Doctorado en Literatura). Universidad de Algarve, Faro, 2012.