modernismo modernismo –

(modernismo)

Corriente literaria hispanoamericana y española, que originalmente refleja las escuelas parnasiana y simbolista francesa, y que comenzó en 1888 y terminó en 1916. El término parece haber sido inventado por el poeta nicaragüense Rubén Darío, quien fue el líder indiscutible. El Modernismo es una escuela cuya originalidad es profunda: es la primera corriente americana que influye, a su vez, en la poesía de la península española.

¿Eres estudiante, profesor o academia?

DATE DE ALTA EN NUESTRA RED SOCIAL!, Grupos de estudio, apuntes, escribe en tu propio blog, añadir tu academia o dar clases particulares y Aprende!!!.

Abrir un perfil

Un nuevo arte poético

El modernismo es ante todo una reacción contra una corriente previa, el posrromántico de xixmi fin de siglo. Aboga por el retorno a la belleza del verbo liberado de todo patetismo, admira la concisión expresiva del barroco español y las correspondencias de Baudelaire, proclama la supremacía de la sensibilidad sobre la cerebral, cultiva un esteticismo sensual, inventa nuevos ritmos y nuevas formas poéticas, y de ese modo trae la revolución más radical en la métrica española desde el Renacimiento, tanto en verso como en estrofa. Aparece entonces el verso libre, más apto para reproducir la flexibilidad del lenguaje natural. Manteniendo las estrofas tradicionales, los modernistas inventaron otras nuevas, que ahora forman parte de todo el arte poético en lengua española. El culto al símbolo (pavo real, cisne, flor de lis) y la investigación metafórica, basada en imágenes fácilmente preciosas, con léxico aristocrático o exótico, caracterizan este arte.

Nacimiento y difusión

El modernismo despegó en 1888, con la publicación de la colección Azur de Rubén Darío, alcanzó su apogeo en 1905 con la Canciones de vida y esperanza del mismo autor, para declinar a partir de 1910, fecha de la muerte del uruguayo Herrera y Reissig, que es también la de la publicación del poema Muerte del cisne del mexicano E. González Martínez. Si el modernismo se fusiona con la personalidad y obra de Darío, coincidimos, sin embargo, en encontrarle precursores (el peruano M. González Prada, los mexicanos Díaz Mirón, Gutiérrez Nájera y MJ Othón, el cubano J. del Casal y el colombiano José A. Silva). Además, si la nueva escuela tuvo sus representantes en toda América Latina, no apareció en todas partes al mismo tiempo, y solo llegó tarde, por ejemplo, a Perú y Chile. Por otro lado, aparece muy rápidamente en Argentina y Uruguay, exactamente durante el prolongado paso de R. Darío por Buenos Aires (1893). Entre sus seguidores de La Plata, citemos a R. Payro, A. Ghiraldo o L. Díaz. Las revistas luego multiplicaron las publicaciones de la nueva estética (La Biblioteca, La Revista de América). La figura dominante en Uruguay es la de Herrera y Reissig, pero todo un grupo de nuevos poetas se reunió en torno al Revista nacional de literatura y ciencias sociales. En Cuba, José Martí fue también, y en muchos sentidos, un precursor, tanto en prosa como en poesía. El argentino Leopoldo Lugones publica en 1905 el crepúsculo del jardín, Colección cincelada y preciosa, casi decadente, ejemplo perfecto de una teoría del «arte por el arte». El boliviano Jaimes Freyre, que pasó la mayor parte de su vida en Buenos Aires, cultiva un exotismo original. Ocupa un lugar especial en el modernismo como teórico de la versificación (Leyes de la versificación castellana, 1912). Los países del Pacífico Sur están ilustrados por el peruano Santos Chocano, el colombiano G. Valencia, el chileno C. Pezoa Vélis y el venezolano Blanco Fombona. Después de que Darío se fue a Europa, el centro vital del modernismo se trasladó a México, gracias a la Revista Moderna: De la multitud de poetas reunidos en torno a esta publicación, hay que recordar especialmente a Amado Nervo que aporta al modernismo una mística panteísta que hace su originalidad. LG Urbina y JJ Tablada merecen ver muchos de sus poemas incluidos en una antología del movimiento, al igual que González Martínez.

De la poesía a la prosa

El movimiento no se refirió solo a la poesía; también liberó la prosa del período anterior de la hinchazón que lo caracterizaba, al abogar por la oración simple, más apta para traducir la emoción, la sensibilidad y sobre todo la me del escritor. La prosa modernista está principalmente ilustrada por el guatemalteco E. Gómez Carrillo (Grecia eterna 1907), quien también publicó un verdadero manifiesto de técnica modernista, El arte de trabajar la prosa : la prosa debe ser «brillante, musical, marmórea y evocar estados de ánimo». El argentino E. Larreta dio, en esta perspectiva, el ejemplo completo del modernismo con la Gloria de Don Ramire. Citemos a otro argentino, A. de Estrada, a los peruanos A. Valdelomar y C. Palma, al colombiano JM Rivas Groot, al venezolano M. Díaz Rodríguez.

Modernismo y letras castellanas

El modernismo llegó a Madrid en los últimos años de xixmi siglo, más precisamente en 1899 durante la estancia en la capital de Rubén Darío, sobre la que, diez años antes, Juan Valera había escrito un largo y halagador artículo. Pero la obra del poeta nicaragüense era conocida sólo en un círculo muy reducido de escritores: Manuel Reina, Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Rosalía de Castro tenían relaciones personales con colegas latinoamericanos, y Valle-Inclán se había quedado en México en 1892- 1893. Hacia 1900, el venezolano R. Blanco-Fombona fundó en Madrid laEditorial América, que distribuyó ampliamente obras latinoamericanas contemporáneas. En Madrid, blanco del modernismo catalán, cuyos partidarios se rebelan contra el centralismo de la capital oficial, la corriente modernista nunca se asentará en profundidad. Sin embargo, fertilizó la tendencia de los primeros regeneracionistas (Maeztu, Ganivet), cuyo excesivo cientificismo templó fuertemente al afirmar los derechos de la sensibilidad. El modernismo introduce las influencias combinadas del Parnaso, el simbolismo, el wagnerismo, el prerrafaelista inglés; despierta en los escritores castellanos el gusto por la perfección formal, la renovación de los temas mediante la introducción de motivos inspirados en la antigua Grecia, xviiimi siglo de Fiestas galantes de Verlaine, exotismo oriental o hispanoamericano. Sin embargo, el modernismo fue objeto de numerosos ataques en la prensa madrileña. En la revisión Madrid Cómico, «Clarín» ataca en términos virulentos a R. Darío, Maeztu, Valle-Inclán, Benavente. En general, el modernismo ofrecía la oportunidad de un retorno a la naturaleza, de una nueva concepción del paisaje, de una apertura a civilizaciones lejanas en el tiempo o en el espacio. Unamuno, Azorín, Machado se adhieren, cada uno según su propia sensibilidad, al principio modernista de la renovación de un lenguaje y medios de expresión fijos. Otros retendrán del modernismo únicamente procedimientos contra los que ya había advertido Darío. No retengan del modernismo que el culto a la forma condujo a un manierismo que no escapó, hasta los años veinte, a una Villaespesa y a una Marquina, cuyo teatro «poético» prolongará un drama histórico teñido de una nostalgia un tanto reaccionaria y escrito en un anacrónico idioma. Sin embargo, JR Jiménez y A. Machado sacarán una lección más provechosa del modernismo: defenderán una poesía refinada, flexible en sus métricas, simple en su lenguaje, libre de academicismo.

En ocasiones, el modernismo se ha opuesto a la «generación del 98», asumiendo que la primera era ajena a las preocupaciones sociales y políticas de la segunda. Tal dicotomía no existía: todos los que llamamos «hombres del 98» han sido alcanzados por la corriente modernista (Unamuno, Baroja, Azorín, Maeztu, A. Machado, Valle-Inclán, Benavente, Villaespesa, Marquina) y tienen más o menos menos beneficiados de la sangre nueva que R. Darío y algunos otros transfundieron a las letras castellanas.

Para obtener más información, consulte el artículo. modernismo [religion].

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *