Necrosis aguda de retina: causas, síntomas y tratamientos

LA necrosis retiniana aguda es una vasculitis oclusiva grave que afecta principalmente a las arterias retinianas y coroideas, lo que conduce al desarrollo de retinitis necrotizante.

Esta patología fue descrita por primera vez en Japón por Urayama, en 1971 y, en ese momento, se llamó uveítis de Kirisawa.

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Esta condición puede resultar de una reactivación viral en la retina de un virus que estaba latente, como por el herpesvirus simple 1 y 2 (HVS-1 y HVS-2), o por el virus varicela zoster. La causa exacta de esta reactivación aún no se ha dilucidado; sin embargo, es probable que exista una predisposición genética a la enfermedad.

Afecta a ambos sexos, en individuos de cualquier edad, y puede tener una presentación bilateral, aunque la mayoría de los casos son unilaterales. Aunque esta enfermedad se describió inicialmente en pacientes inmunocompetentes, en la actualidad se describe como afectando a individuos inmunodeprimidos por cualquier motivo, como es el caso de los pacientes con sida.

El desarrollo de esta patología suele comenzar con la aparición de lesiones de color blanco amarillento, de redondas a ovaladas, ubicadas en la retina profunda. Su necrosis puede estar restringida a un cuadrante, o menos, o afectar a varios cuadrantes, convergiendo en la periferia, avanzando hasta alcanzar el polo posterior. A medida que avanza la enfermedad, puede producirse una luxación de retina, que es la principal causa de baja agudeza visual. En asociación con la necrosis, existe una inflamación autolimitada que, incluso en los casos no tratados, tiende a desaparecer dentro de las 6 a 12 semanas posteriores al inicio de los síntomas.

La Sociedad América de Uveítis sugiere que el diagnóstico de necrosis retiniana aguda debe realizarse en función de la presencia de los siguientes hallazgos:

  • Uno o más focos de necrosis en la retina, con bordes ubicados en la periferia de la retina;
  • Progresión rápida de la enfermedad si no se realiza el tratamiento adecuado;
  • Avance circunferencial de la enfermedad;
  • Evidencia de afectación vascular de la arteria oclusiva;
  • Reacción inflamatoria importante de la cámara anterior.

La afectación del nervio óptico, la presencia de escleritis o epiescleritis pueden ayudar en el diagnóstico, pero no es necesario que estén presentes para su cierre.

El diagnóstico diferencial de esta enfermedad incluye:

  • Endoftalmitis;
  • Síndrome de Behçet;
  • Uveítis intermedia;
  • Toxoplasmosis;
  • Sífilis;
  • Retinitis por citomegalovirus;
  • Sarcoidosis;
  • Linfoma intraocular;
  • Necrosis progresiva de la retina externa.

El tratamiento de la necrosis retiniana aguda incluye el uso de antivirales (aciclovir, valaciclovir o famciclovir). Otra posibilidad es el uso de corticoides, fotocoagulación con láser de argón y tratamiento quirúrgico. El tratamiento de elección hasta ahora es el uso de aciclovir, administrado por vía intravenosa, a una dosis de 10 mg / kg, 8/8 horas, durante 10 a 14 días, seguido del uso de aciclovir por vía oral, 800 mg, cada 5 horas durante al menos 3 meses.

Fuentes:
http://www.scielo.br/pdf/abo/v68n4/v68n4a09.pdf
http://emedicine.medscape.com/article/1223047-overview
http://en.wikipedia.org/wiki/Acute_retinal_necrosis

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