novela negra –

La novela negra, también llamada novela de terror o novela gótica (esta palabra significa en su momento «bárbara» o «irracional»), aparece en la segunda mitad de la xviiimi siglo en Inglaterra. Revela diversas influencias estéticas (prerromanticismo, fantasía alemana) y manifiesta un marcado gusto por el pasado, el estilo gótico y los países del Sur. Combinando un arsenal sobrenatural (apariciones, fantasmas, etc.) y un argumento moral, el género se especializa en la pintura del exceso y el horror, y produce una narrativa de largo alcance que cuenta la fuerza y ​​la crueldad del mal, además de la miseria ( pero también la victoria) de la inocencia. La novela gótica es, pues, una perversión de la estética de lo sublime, e ilustra un imaginario obsesionado con el encierro, presentando el pasado como una determinación patológica. Vimos en él la angustia de una clase social (la aristocracia y la clase media alta en Inglaterra) colocada al revés en la historia. Procedente de autores anglicanos, también representa una denuncia del absolutismo religioso asimilado al catolicismo. Finalmente, se explique o no lo fantástico, es un reconocimiento de los límites del racionalismo tanto estética como filosóficamente. Ilustrado por Horace Walpole (el Castillo de Otranto, 1764), Lewis, Ann Radcliffe, Clara Reeve, Mary Shelley, William Godwin y Maturin, la novela gótica inglesa perdura en la literatura inglesa de la xixmi siglo (Dickens, Wilkie Collins, Sheridan Le Fanu). Une la inspiración romántica (Byron, Coleridge, Keats) con diferentes apuestas (por ejemplo, el significado de revuelta en Byron). La estética gótica se mantiene en el realismo urbano (Dickens) o histórico (Scott) y se manifiesta en la fantasía, la ciencia ficción, el surrealismo, presidiendo incluso el renacimiento de la arquitectura inglesa. los romance gótico también está aclimatado en América, ilustrado por Charles Brockden Brown, Nathaniel Hawthorne y, finalmente, Edgar Poe, cuyo Cuentos fantásticos explotar el tema del encierro y el horror.

La novela negra en Francia

Primero se llama «género oscuro» y luego «frenético» (nombre propuesto por Nodier). Tiene para un origen lejano la «trágica noticia», ilustrada en xviimi siglo por Rosset y Jean-Pierre Camus, luego las novelas del Abbé Prévost y otros escritores posteriores, como Baculard d’Arnaud o Loaisel de Tréogate (la condesa de Alibe) que se deleitan en la evocación de las desgracias de la virtud y los estragos del amor. El gusto por los paroxismos se canaliza por un ostentoso respeto por el orden y la moral. Pero la configuración de un convento y un castillo puede implicar una crítica implícita del feudalismo y el confinamiento monástico (en imitación de la monja por Diderot). Obviamente también debemos mencionar la influencia sulfurosa de Sade. Durante la Revolución, la obra de Ann Radcliffe es ampliamente imitada y muchas novelas francesas se hacen pasar por adaptaciones del inglés. Bajo el Consulado y el Imperio, vemos una profusión de títulos evocadores ilustrados con frontispicios pegadizos. Esta producción se caracteriza por una trama a menudo confusa y el deseo de producir el máximo efecto en el lector, como en los melodramas que se desarrollan al mismo tiempo y adaptan al escenario las principales novelas negras de éxito: la enigmática novela Pauliska o perversidad moderna de Révéroni Saint-Cyr y las largas historias de Ducray-Duminil, Coelina o el Niño del Misterio, Víctor o el Niño del Bosque, que anuncian la novela en serie de xixmi siglo, que cambiará de escenario, el París de la (los misterios de París) Sustitución de castillos aislados.

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La novela negra deja su huella en el romanticismo, desde Solitario desde el vizconde de Arlincourt (1821) hasta Han de Islandia (1823) de Hugo, a través del Teatro Clara Gazul de Mérimée (1825) y Muerte enamorada (1836) de Théophile Gautier. Su tipología, su uso muchas veces ingenuo de lo sobrenatural, su deliberada insistencia en el horror han hecho que el género se asimile a una literatura de ruptura y subversión. El pasado y el subsuelo representan las determinaciones profundas de los conductos; exceso, horror, la víctima habla de la perversión de toda convención moral; lo frenético sería una apertura a la nada. De manera más general, su operación trampantojo refleja una crisis de representación y, como Sade indicó en su Idea sobre novelas, la incapacidad de la literatura y, en particular, de la romántica, para competir con la desmesura de la realidad y la historia. La crisis de la representación se fusiona con una crisis de la imaginación que, precisamente, no puede tocar lo sublime. En todos los casos y desde xviiimi siglo, la novela negra aparece como el medio de afrontar los tabúes sociales por la reversión que se establece entre pasado y presente, moralidad e inmoralidad, espacio abierto y encierro, real e irreal. A pesar de la conclusión convencional de la mayoría de las novelas góticas tempranas, la pregunta permanece: no se trata de marcar el mundo como enteramente malo, sino de indicar que la apariencia, que es fundamentalmente ambigua, no permite ninguna afirmación. Es, por tanto, la traducción literaria de una forma radical de escepticismo.

Posteridad de la novela negra

En diferentes formas, la influencia de la novela negra continúa en el xxmi siglo. En Estados Unidos, encontramos su huella en ciertos escritores sureños: Faulkner y Robert Penn Warren, Carson McCullers. El Sur, tierra maldita condenada a la enfermedad y la locura, reemplaza a España e Italia en la novela inglesa. Heredera de la tradición puritana, esta corriente refleja el miedo al mundo y la imposibilidad de dar una imagen equilibrada y realista del mismo. De manera más general, su influencia todavía se siente en la novela de suspenso, ya sea estadounidense (R. Chandler), inglés (JH Chase) o francés (Boileau-Narcejac). Las obsesiones mórbidas y la complacencia en el horror se encuentran allí en nuevas formas. Pero lo fantástico es reemplazado por lo fantasmático: a diferencia de su antepasado en la pintura psicológica simplista, el novela de suspenso es una inmersión en conciencias torturadas.

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