Origen y función del mito

O mito Surge de la necesidad de explicar el origen y la forma de las cosas, sus funciones y finalidad, los poderes de lo divino sobre la naturaleza y los hombres. Se presenta en forma narrativa, creada por un narrador que tiene credibilidad en la sociedad, poder de liderazgo y dominio del lenguaje convincente, y que, sobre todo, «lanza a la boca del mito» lo que le gustaría imponer, pero adaptando la estructura. del mito de una manera que calma los ánimos y responde a las necesidades del colectivo.

Es el narrador quien construye el esquema del mito, pero este solo nace y se consolida a través de la aceptación colectiva, es decir, el mito solo existe cuando cae en el sentido común. Es él quien da vida al mito.

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El mito tiene tres funciones principales:

1. Explique – el presente se explica por alguna acción que sucedió en el pasado, cuyos efectos no fueron borrados por el tiempo, por ejemplo, existe una constelación porque, hace muchos años, niños fugitivos y hambrientos murieron en el bosque, pero una diosa tomó los llevó al cielo y los convirtió en estrellas.

2. Organizar – el mito organiza las relaciones sociales para legitimar y determinar un sistema complejo de permisos y prohibiciones. El mito de Edipo existe en varias sociedades y tiene la función de garantizar la prohibición del incesto, por ejemplo. El “castigo” para quienes no obedecen las reglas funciona como “intimidación” y garantiza el mantenimiento del mito.

3. Compensación: el mito cuenta algo que ha sucedido y ya no es posible que suceda, pero que sirve tanto para compensar a los humanos por alguna pérdida como para asegurarles que este error se ha corregido en el presente, ofreciendo una visión estabilizada de la naturaleza. y del entorno que lo rodea (Chauí, p. 162).

El pensamiento mítico involucra y relaciona diferentes elementos, haciéndolos actuar entre sí. Luego organiza la realidad, dando un significado metafórico a las cosas, a los hechos. En tercer lugar, crea relaciones entre los seres humanos y los seres naturales, manteniendo vínculos secretos que deben desentrañarse. El mito nos ayuda a acomodarnos al entorno en el que vivimos.

Para que el mito sobreviva es necesario el sacrificio, que ordena nuestra cosmovisión. En muchas sociedades, el sacrificio de vidas humanas mantuvo relaciones con la deidad, con el objetivo de apaciguar la ira del supremo. Los hebreos, según el Antiguo Testamento, ofrecían en sacrificio lo mejor de sus creaciones, generalmente una oveja o un cordero, porque eran las víctimas perfectas, los que no reaccionaban al sacrificio, de ahí la expresión «chivo expiatorio» (el que paga por culpa del otro). La repetición del sacrificio da lugar al ritual, que es el mito convertido en acción. Con la repetición del ritual, nace la religión.

Fuentes
CHAUÍ, Marilena. Invitación a la filosofía. São Paulo, Ática, 2000, pág. 161-3.

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