Patrimonialismo – administración pública

Patrimonialismo es un término utilizado para describir la falta de distinción por parte de los líderes políticos entre activos públicos y privados en un gobierno dado de una sociedad determinada. A través de esta práctica, el gobierno considera al Estado como su patrimonio, en una confusión total entre lo público y lo privado, noción que prevaleció durante el período de los estados absolutistas. Este fenómeno, (considerado como nocivo para las economías y el desarrollo de las sociedades modernas), sin embargo, sigue siendo bastante fuerte, y dependiendo del desarrollo de cada país, estado o municipio, su intensidad es mayor o menor.

Con el surgimiento de la administración pública moderna, especialmente después de la Revolución Francesa, los ideales republicanos y democráticos obligaron cada vez más a una gestión pública profesionalizada, con procedimientos que aseguren el cumplimiento de principios constitucionales como la isonomía, la moral, la publicidad, entre otros.

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Familiares de políticos desprevenidos que sean elegidos para importantes puestos de confianza en la administración pública, o que pasen por concursos públicos de dudosa credibilidad; empresas que financian campañas electorales ganando licitaciones dudosas, uso de fondos públicos para uso propio o para financiar campañas; uso de empresas fantasmas y ONG para asociaciones delictivas con autoridades públicas. Todos son ejemplos modernos de patrimonialismo, que están presentes en Brasil en un grado alarmante, como parte de la gestión pública municipal, estatal y federal.

A Max Weber se le atribuye el estudio en profundidad del fenómeno del patrimonialismo, que ya era advertido y percibido como nocivo en los estados alemanes del siglo XIX. Weber, además, hizo una asociación muy pertinente entre las ideas de patrimonialismo y patriarcalismo (la concentración de poder en manos del patriarca, o líder, y sus agregados). Sus conclusiones sobre la burocracia (no en su sentido peyorativo, que se asemeja a algo que no funciona, oficinas polvorientas, con engranajes lentos e ineficientes, pero de un grupo técnico, de una administración pública profesionalizada, eficiente y ética) dieron como resultado la aparición de procedimientos. como la licitación pública, licitaciones, control de la administración pública. En Brasil, los ideales burocráticos se fijaron en nuestro ordenamiento jurídico, de hecho, sólo con la Constitución de 1988, por lo tanto, en una época muy tardía.

Así, en la lucha contra la práctica del patrimonialismo, los cauces adecuados son el ministerio público, los tribunales de cuentas, los poderes legislativo, judicial y ejecutivo además del control muy popular, de la propia sociedad, que sin duda es el decisivo. factor para generar grandes cambios en la administración pública, para la mejor implementación del estado social y democrático de derecho.

Bibliografía:
VIOLÍN, Tarso Cabral. Por el fin del patrimonialismo en la administración pública. Disponible en: . Consultado en: 07 ene. 2012.

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