Prejuicio – Filosofía y Sociología

Preconcepción es un concepto u opinión previamente concebido. En otras palabras, es un juicio que se hace sobre un individuo o grupo social antes de cualquier experiencia. El prejuicio actúa a partir de una simplificación, estableciendo categorizaciones sociales mediante la creación de estereotipos. El prejuicio funciona en base al principio de generalización de todo el grupo destinatario del prejuicio: cada uno de sus miembros, sin distinción, lleva las marcas estereotipadas que lo establecen en una singularidad.

El prejuicio está más relacionado con el sistema de valores del sujeto que con las características de facto de su objeto. Es decir, el prejuicio implica, en quienes lo utilizan, un componente afectivo y valorativo que no está determinado por la realidad del grupo destinatario del prejuicio. Por esta razón, el prejuicio resiste toda información contradictoria y juega un papel exclusivo en la creación de una identidad colectiva entre quienes comparten el mismo prejuicio.

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La idea del prejuicio fue utilizada por los sociólogos estadounidenses para explicar el fenómeno del racismo, demostrando la forma en que el prejuicio contra los negros en Estados Unidos sirvió para reforzar un sentimiento de patriotismo basado en una falsa idea de superioridad blanca.

Identidad, alteridad y prejuicio

El prejuicio está íntimamente ligado a la noción de identidad por un lado, y por otro lado a la alteridad, es decir, la actitud hacia el otro, hacia el diferente.

La identidad es la forma en que nos vemos y somos vistos, es decir, es el reconocimiento individual y social de cada uno. Formamos nuestra identidad a partir de diversas experiencias y elementos: generación, etnia, raza, género, orientación sexual, clase, religión, origen social, características físicas, gustos y preferencias culturales, etc.

En la convivencia en sociedad, sin embargo, no solo se nos ve, sino que también nos miramos. La noción del otro, que se da en la interacción social, es lo que llamamos alteridad. La construcción de la identidad de un sujeto pasa por el reconocimiento de la alteridad: la noción de «yo» depende de la noción de «otro», mi identidad solo existe y se construye en relación con los otros.

Vivimos en constante contacto con diversas identidades culturales. El prejuicio hacia las diferentes identidades de los demás resulta en intolerancia y conflictos sociales.

Prejuicio e intolerancia

El prejuicio se expresa de diferentes formas en las actitudes de intolerancia, discriminación y odio. Algunas de las expresiones de prejuicio más comunes en Brasil son el racismo, el machismo, la homofobia, la transfobia y la xenofobia. Las reacciones prejuiciosas aparecen tanto disfrazadas – a través de insultos verbales o gestuales, calumnias, desagrado e ironía – como de manera explícita – a través de persecuciones, violencia y homicidio. Actualmente, vemos que el discurso del odio se extiende a través de las redes sociales digitales.

El prejuicio también se relaciona con el etnocentrismo (la creencia en la superioridad de una cultura sobre otras), que, a su vez, fue y está en la raíz de conflictos de gran magnitud, como los casos de terrorismo, colonización y guerra entre países.

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial y la derrota de la Alemania nazi, hubo una mayor preocupación entre los países europeos por contener la propagación de formas de prejuicio e intolerancia, dando como resultado varias leyes nacionales e internacionales que tienen como objetivo proteger y garantizar los derechos humanos. En Brasil, la Constitución de 1988 y una serie de leyes posteriores buscan valorar la diversidad cultural, garantizar los derechos fundamentales y tipificar como delito los prejuicios.

Referencia bibliográfica:

BOUDON, Raymond (org.). Diccionario de sociología. Lisboa: Publicaciones Don Quijote, 1990.

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