Principio de no contradicción – Filosofía

El Principio de no contradicción es la segunda de las Tres Leyes Clásicas del Pensamiento, en su formulación más simple, establece que dos enunciados contradictorios no pueden ser verdaderos al mismo tiempo en el mismo aspecto. Al mismo tiempo y aspecto, dichas declaraciones serán mutuamente excluyentes.

El principal cuidado que se debe tener en la aplicación del Principio de No Contradicción es con respecto a sus condiciones, tiempo y apariencia. Los enunciados “A es B” y “A no es B” serán mutuamente excluyentes solo si al mismo tiempo y en el mismo aspecto se da, de esta manera, por ejemplo, si decimos que “el vestido tiene una manga roja” y que “el vestido no tiene manga roja”, pero no especificamos cuándo ocurre esto ni a qué manga nos referimos, ya sea derecha o izquierda, ambas afirmaciones pueden ser correctas y por tanto no serán mutuamente excluyentes. Ignorar la importancia de estos elementos para el uso del Principio de No Contradicción ha sido, desde la antigüedad, el principal error de quienes desafiaron o rechazaron el principio.

De esta forma, una formulación más precisa del principio sería que, es imposible prescribir a partir de la misma cosa, al mismo tiempo, en el mismo sentido, la ausencia y presencia de la misma cualidad fija, por ejemplo “ser rojo “.

Según nos informan Platón y Aristóteles, la primera aparición conocida del Principio de No Contradicción fue su negación por parte del filósofo griego Heráclito, quien habría afirmado que el Principio de No Contradicción no admite cambios en el mundo. Si una filosofía del “devenir” no es posible sin cambio, entonces, como habría dicho Heráclito, lo que será ya debe existir en nosotros, de modo que cuando seamos, tampoco lo somos. Este aspecto se explora a lo largo de la historia de la filosofía como el potencial para convertirse, de modo que las cualidades puedan existir simultáneamente, pero en diferentes aspectos, como potenciales y como actuales. A pesar de la acusación de Platón y Aristóteles, poco se sabe de los escritos de Heráclito que afirmen su intención de rechazar rigurosamente el principio, y es posible que el autor simplemente se haya preocupado por afirmar la dualidad presente cuando no consideramos el tiempo y el aspecto, esta hipótesis. es planteado por M. Cornford al analizar el aforismo en el que Heráclito afirma que el camino conduce en dos direcciones, de lo contrario no sería un camino.

Aunque Parménides y Sócrates se han ocupado del tema y Platón ha presentado una formulación relevante del principio, la fuente tradicional del Principio de No Contradicción es la Metafísica de Aristóteles, en la que presenta tres versiones del principio:

  1. Lógico: la mayor certeza, entre todos los principios básicos, es que las proposiciones contradictorias no son simultáneamente verdaderas.
  2. Psicológico: Establece que nadie puede creer que lo mismo pueda, al mismo tiempo, ser y no ser.
  3. Ontológico: Establece que una misma cosa no puede pertenecer y no pertenecer a la misma cosa al mismo tiempo bajo un mismo aspecto.

Una de las características más relevantes del principio es que el mismo intento de demostrar que es erróneo presupone el principio, ya que el derecho a exigir una prueba u ofrecer una refutación presupone la existencia de una alternativa correcta y una incorrecta, ambas son más que incompatibles, pero mutuamente excluyentes. Así, si decimos que el principio de no contradicción no es válido, o que es incorrecto, tendremos que aceptar que la contradicción es posible, siendo posible la contradicción lo contrario de cualquier conclusión también será posible, así, mientras decimos que el principio de no contradicción es incorrecto, tendremos que asumir que es correcto.

Referencias bibliográficas:
Aristóteles. Metafísica. Porto Alegre: Globo, 1969.

Bertrand Russell; Laura Alves. Historia del pensamiento occidental.

Alfred North Whitehead, Bertrand Russell. Principio matemático, Cambridge. 1910

Smith, William. “Philola’us”. Diccionario de biografía y mitología griega y romana. ed. 1870.


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