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(Latín congregatio de propaganda fide, congregación para propagar la fe, de propagare, propagar)
Acción sistemática que se ejerce sobre la opinión pública para que acepte determinadas ideas o doctrinas, especialmente en el ámbito político o social.
Los historiadores de la comunicación consideran que la propaganda, definida como un conjunto de acciones llevadas a cabo por un gobierno para actuar sobre la opinión de la población, nació durante la Primera Guerra Mundial: efectivamente era necesario evitar o limitar el desánimo y las revueltas de la retaguardia, y mantener una actitud combativa y patriótica en la población.
Al final de esta guerra, reconocemos el papel que jugaron las técnicas de propaganda en la victoria de las fuerzas aliadas. La representación del público como un receptor pasivo que responde a los estímulos según el esquema simple de «acción-reacción» impregna la investigación académica y los círculos gubernamentales.
Propaganda estatal en regímenes totalitarios
La Unión Soviética convierte la agitación y la propaganda en «organizadores colectivos», poniendo todo medios de comunicación al servicio militante del Estado, dentro y fuera de las fronteras. Es el primero en organizar la transmisión de programas de radio en el extranjero.
La Alemania nazi también se apresuró, tan pronto como Hitler llegó al poder en 1933, para establecer un ministerio de «Propaganda e Ilustración del Pueblo» que, bajo el liderazgo de Joseph Goebbels, ejercía el control de la prensa, la radio, el cine y el teatro.
El auge de la propaganda como medios de adoctrinamiento y acondicionamiento de los ciudadanos había dado lugar, ya en la década de 1930, a obras de denuncia como la publicada en Francia por un discípulo ruso exiliado de Pavlov, Serge Tchakhotine: Violación de turbas a través de propaganda política (1939). La edición original será enviada al mortero por los nazis desde las primeras semanas de la Ocupación.
Técnicas de comunicación al servicio del Estado
En los Estados Unidos, la Gran Depresión de 1929 brindó la oportunidad de cambiar las políticas decididamente aislacionistas del pasado. La entrada de F. D. Roosevelt a la Casa Blanca en 1933 coincidió con la legitimación de las técnicas de comunicación como mecanismo de gobierno; Se está prestando nueva atención a la opinión pública. La década de 1930 data del primeros institutos de votación quienes, por iniciativa de George Gallup, se pusieron al servicio de la estrategia estatal para salir de la crisis. También en esos años, la firma estadounidense Nielsen, en colaboración con el famoso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), perfeccionó la primera medición mecánica de audiencia, el primer “Audimat”, para radio. Pero no fue hasta 1938 que Washington consideró una respuesta radial internacional contra las transmisiones del poder nazi.
Guerra psicológica o política