Razonamiento inductivo – Filosofía –

O razonamiento inductivo está presente en nuestra vida diaria y también en muchas investigaciones y teorías en las diversas ciencias exactas y humanas. Basamos muchas de nuestras acciones y adquirimos muchas creencias a través de una evaluación de situaciones cotidianas. Este procedimiento, sin embargo, no comienza con proposiciones manifiestamente verdaderas y, a menudo, nos lleva al error. Si este razonamiento no siempre conduce a conclusiones verdaderas, ¿cuál es su importancia?

mientras que la deducción establece verdades, la inducción apunta a conclusiones racional o probable. Esta distinción es importante, ya que el razonamiento desde lo contingente no llega a conclusiones por implicación lógica. Sería imposible, por ejemplo, deducir ¿Cuál de varios candidatos será el más votado en una elección? Tal intento sería una mera conjetura. Lo que se puede aceptar racionalmente es establecer la probabilidad de que cada candidato sea elegido en base a las opiniones de los votantes.

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El razonamiento inductivo puede ser enumerativo, eliminativo o intuitivo. Cualquiera que sea el tipo de razonamiento, la conclusión dependerá directamente de los ítems tomados como puntos de partida. Como regla general, el razonamiento comienza con información, hechos o pruebas. La conclusión es generalizante, es decir, va más allá del contenido de las premisas y pretende servir a otros casos no observados. Es por esta característica que se dice que estos razonamientos amplían el conocimiento. Los resultados se logran, en palabras de Wesley Salmon (1976, p. 15, nuestra traducción), «sacrificando la necesidad».

Esta característica, en cambio, es la que permite que incluso el razonamiento iniciado con premisas verdaderas llegue a conclusiones falsas. Para evitar esta dificultad, es importante evaluar la calidad de los ítems tomados como puntos de partida. En algunos casos, las premisas debían ser al menos probables de ser ciertas y adecuadas para la generalización que se desea alcanzar. Esto resalta la importancia de los factores estadísticos y probabilísticos para el razonamiento inductivo. Así, podemos considerar que estos razonamientos pueden ser evaluados como fuertes o convincentes y débiles o poco convincentes.

La inducción ganó una amplia aceptación al principio del desarrollo de la ciencia. Francis Bacon, un famoso empirista del siglo XVI, se esforzó por validar la inducción como base epistemológica para la investigación de la naturaleza. Tu libro Novum Organum – título propuesto en una crítica directa a Aristóteles – destinado a establecer la inducción perfecta y verdadera:

«Hay y sólo puede haber dos vías para investigar y descubrir la verdad. Uno, que consiste en saltar de las sensaciones y cosas particulares a los axiomas más generales, para luego descubrir los axiomas intermedios en base a estos principios y su verdad inamovible. Esto es lo que sigue ahora. El otro, que recoge los axiomas de los datos de los sentidos y particulares, ascendiendo continua y gradualmente hasta alcanzar, en último lugar, los principios de máxima generalidad. Este es el verdadero camino, pero aún no está establecido.«(Novum Organum …, yo, XIX)

Cabe mencionar que este filósofo criticó la inducción por enumeración y advirtió de la instancia negativa, que podría socavar cualquier procedimiento inductivista. En cualquier caso, fue David Hume quien vio la dificultad fundamental con las conclusiones alcanzadas por inducción. Este filósofo consideró que la racionalidad de las inducciones dependía del Principio de Uniformidad, que, a su vez, solo podía ser validado por inducción. La implicación escéptica ya es bien conocida: podemos explicar psicológicamente por la fuerza del hábito por qué razonamos de esta manera, pero no podemos garantizar un fundamento racional para estas conclusiones.

Le tocó a Karl Popper darle una nueva mirada a la escéptica conclusión de David Hume. Se abandona la visión de que la ciencia resulta de las generalizaciones y se presenta una nueva perspectiva: debemos proponer teorías que puedan ser falsificadas y no inducciones que necesiten ser confirmadas. El procedimiento correcto para establecer teorías científicas no comenzaría con observaciones o experimentos, sino con un método hipotético-deductivo, que ofrece una alternativa a la conclusión escéptica de David Hume.

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Referencias bibliográficas:

TOCINO, Francis. Novum Organum o verdaderas indicaciones sobre la interpretación de la naturaleza. Traducción y notas de José Aluysio Reis de Andrade. São Paulo: Nova Cultural, 1999. (Colección Os Pensadores)

COPI, Irwing. Introducción a la Lógica, 2ª ed. Traducción de Álvaro Cabral. São Paulo: Mestre Jou, 1978.

HENDERSON, Leah. El problema de la inducción. 2018. Enciclopedia de Filosofía de Stanford. Disponible en: . Consultado el 30 de agosto. de 2018.

SALMON, Wesley C. Logic, 2ª ed. Nueva Jersey: Prentice-Hall, 1973.

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