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Conjunto de computadoras o terminales interconectados por telecomunicaciones generalmente permanentes.
Redes, TI, telecomunicacionesAutopistas de la información Las superautopistas de la información son una consecuencia directa de la convergencia entre los mundos de los medios de comunicación, las tecnologías de la información y las telecomunicaciones. Las telecomunicaciones proporcionan los “conductos” a través de los cuales fluyen los datos. TI gestiona el acceso a la información, previamente digitalizada, así como su consulta y almacenamiento en bases de datos. El mundo de los medios, desde el audiovisual hasta la edición tradicional, está en el origen de la mayor parte de los contenidos. La convergencia se basa en particular en la digitalización y compresión de contenidos. La digitalización equivale a traducir al lenguaje binario, resultado del procesamiento de datos, cualquier documento, ya sea un texto, una película o una música. Una vez digitalizados, estos mismos documentos se indexan y almacenan como archivos en bancos de programas multimedia. La compresión consiste en reducir el número de datos binarios relacionados con cada información mediante algoritmos. Una vez comprimida, la información ocupa menos espacio y, por tanto, puede circular mucho más rápido en las redes. La transmisión de televisión digital por cable o satélite funciona según este principio, sin afectar la calidad de la imagen o el sonido. La voz transmitida por teléfono se somete a un tratamiento idéntico, lo que permite que varios miles de conversaciones distintas pasen simultáneamente en la misma red. Las redes se caracterizan por su gran diversidad. El cable telefónico es sin duda uno de los más extendidos del planeta, pero a pesar de la compresión previa de los datos, su rendimiento es limitado, sobre todo en cuanto al flujo de información. Por tanto, los operadores utilizan en paralelo redes, en particular basadas en fibras ópticas, capaces de transportar flujos de información mucho más considerables. Finalmente, los suburbios terrestres se cubren gradualmente con constelaciones de satélites especialmente diseñados para aplicaciones multimedia interactivas. Un paquete de aplicaciones CibercaféTeléfono a través de Internet El contenido que circula en las redes y constituye el valor añadido real determina la mayoría de las aplicaciones. El comercio electrónico está definitivamente en la parte superior de la lista. Así, servidores especializados ya están poniendo a la venta una gran cantidad de bienes de consumo cotidiano, automóviles, perfumes, vinos, ropa, discos, etc. El cliente puede pasear por los grandes centros comerciales sin moverse de su silla. Los artículos seleccionados se pagan mediante un sistema de pago electrónico o proporcionando un número de tarjeta de crédito. La banca y los seguros en línea también están en auge. VideoconferenciaEl sector del ocio está considerado como uno de los más prometedores. El videojuego, que reúne el tiempo de parte de los socios repartidos por los cuatro rincones del planeta, atrae cada vez a más fieles. Internet también alberga algunos casinos virtuales dignos de Las Vegas. Mismo éxito para el turismo online, que permite, por ejemplo, hojeando las páginas de un catálogo electrónico, visitar un lugar de vacaciones a distancia antes de contratar el viaje. El sector de la televisión no es inmune a las retransmisiones por Internet. Los sitios web ofrecen verdaderos canales de televisión especializados, con una amplia variedad de programación interactiva a pedido que no tiene que preocuparse por los horarios. La navegación entre los cientos de miles de horas de vídeo disponibles en estos canales digitales se realiza mediante herramientas de búsqueda muy potentes, denominadas guías electrónicas de programación, que tienen en cuenta el perfil de cada usuario (edad, sexo, áreas de interés, etc.) . El mundo del trabajo es ahora inseparable del mundo de las redes. Basada en los principios y estándares de Internet, la red de Intranet se aplica a las necesidades internas y específicas de las empresas. La videoconferencia, que permite poner a personas en diferentes lugares en contacto visual en la misma pantalla, es una de las aplicaciones más comunes, al igual que el teletrabajo. La docencia online permite compartir los conocimientos impartidos por los profesores con un público mucho más amplio, según criterios de selección precisos. También existen universidades virtuales, solo accesibles en línea, que brindan a alumnos y estudiantes cursos multimedia y recursos educativos. Las redes también son una oportunidad para la formación profesional. Permiten acentuar la personalización de los cursos de formación, cada vez más especializados, a la vez que reducen sus costes. Desafíos sociales Los sistemas nerviosos de nuestra sociedad de la información, las redes de comunicación multimedia son cada vez más imprescindibles en nuestros ámbitos de actividad profesional y personal. Su impacto está provocando una profunda conmoción, cuyas consecuencias, a corto y medio plazo, quedan en gran parte por determinar. Las superautopistas de la información están propiciando una profunda reorganización social, al trastornar, por ejemplo, la distribución del trabajo o incluso el acceso y difusión del conocimiento y la cultura. A nivel económico, el comercio electrónico, aunque aún en pañales, genera nuevos patrones de consumo universales, ignorando las fronteras aduaneras en favor de una visión ciberplanetaria. Así, más allá de las cuestiones sociales y los desafíos técnicos, financieros e industriales, las superautopistas de la información están trazando un nuevo mapa de intercambios, en el que cobra sentido el concepto de “aldea global”, popularizado por el sociólogo canadiense Herbert Marshall McLuhan.
Las superautopistas de la información son una consecuencia directa de la convergencia entre los mundos de los medios de comunicación, las tecnologías de la información y las telecomunicaciones. Las telecomunicaciones proporcionan los “conductos” a través de los cuales fluyen los datos. TI gestiona el acceso a la información, previamente digitalizada, así como su consulta y almacenamiento en bases de datos. El mundo de los medios, desde el audiovisual hasta la edición tradicional, está en el origen de la mayor parte de los contenidos.
La convergencia se basa en particular en la digitalización y compresión de contenidos. La digitalización equivale a traducir al lenguaje binario, resultado del procesamiento de datos, cualquier documento, ya sea un texto, una película o una música. Una vez digitalizados, estos mismos documentos se indexan y almacenan como archivos en bancos de programas multimedia.
La compresión consiste en reducir el número de datos binarios relacionados con cada información mediante algoritmos. Una vez comprimida, la información ocupa menos espacio y, por tanto, puede circular mucho más rápido en las redes. La transmisión de televisión digital por cable o satélite funciona según este principio, sin afectar la calidad de la imagen o el sonido. La voz transmitida por teléfono se somete a un tratamiento idéntico, lo que permite que varios miles de conversaciones distintas pasen simultáneamente en la misma red. Las redes se caracterizan por su gran diversidad. El cable telefónico es sin duda uno de los más extendidos del planeta, pero a pesar de la compresión previa de los datos, su rendimiento es limitado, sobre todo en cuanto al flujo de información. Por tanto, los operadores utilizan en paralelo redes, en particular basadas en fibras ópticas, capaces de transportar flujos de información mucho más considerables. Finalmente, los suburbios terrestres se cubren gradualmente con constelaciones de satélites especialmente diseñados para aplicaciones multimedia interactivas.
El contenido que circula en las redes y constituye el valor añadido real determina la mayoría de las aplicaciones. El comercio electrónico está definitivamente en la parte superior de la lista. Así, servidores especializados ya están poniendo a la venta una gran cantidad de bienes de consumo cotidiano, automóviles, perfumes, vinos, ropa, discos, etc. El cliente puede pasear por los grandes centros comerciales sin moverse de su silla. Los artículos seleccionados se pagan mediante un sistema de pago electrónico o proporcionando un número de tarjeta de crédito. La banca y los seguros en línea también están en auge.
El sector del ocio está considerado como uno de los más prometedores. El videojuego, que reúne el tiempo de parte de los socios repartidos por los cuatro rincones del planeta, atrae cada vez a más fieles. Internet también alberga algunos casinos virtuales dignos de Las Vegas. Mismo éxito para el turismo online, que permite, por ejemplo, hojeando las páginas de un catálogo electrónico, visitar un lugar de vacaciones a distancia antes de contratar el viaje. El sector de la televisión no es inmune a las retransmisiones por Internet. Los sitios web ofrecen verdaderos canales de televisión especializados, con una amplia variedad de programación interactiva a pedido que no tiene que preocuparse por los horarios. La navegación entre los cientos de miles de horas de vídeo disponibles en estos canales digitales se realiza mediante herramientas de búsqueda muy potentes, denominadas guías electrónicas de programación, que tienen en cuenta el perfil de cada usuario (edad, sexo, áreas de interés, etc.) . El mundo del trabajo es ahora inseparable del mundo de las redes. Basada en los principios y estándares de Internet, la red de Intranet se aplica a las necesidades internas y específicas de las empresas. La videoconferencia, que permite poner a personas en diferentes lugares en contacto visual en la misma pantalla, es una de las aplicaciones más comunes, al igual que el teletrabajo.
La docencia online permite compartir los conocimientos impartidos por los profesores con un público mucho más amplio, según criterios de selección precisos. También existen universidades virtuales, solo accesibles en línea, que brindan a alumnos y estudiantes cursos multimedia y recursos educativos.
Las redes también son una oportunidad para la formación profesional. Permiten acentuar la personalización de los cursos de formación, cada vez más especializados, a la vez que reducen sus costes.
Los sistemas nerviosos de nuestra sociedad de la información, las redes de comunicación multimedia son cada vez más imprescindibles en nuestros ámbitos de actividad profesional y personal. Su impacto está provocando una profunda conmoción, cuyas consecuencias, a corto y medio plazo, quedan en gran parte por determinar. Las superautopistas de la información están propiciando una profunda reorganización social, al trastornar, por ejemplo, la distribución del trabajo o incluso el acceso y difusión del conocimiento y la cultura.
A nivel económico, el comercio electrónico, aunque aún en pañales, genera nuevos patrones de consumo universales, ignorando las fronteras aduaneras en favor de una visión ciberplanetaria. Así, más allá de las cuestiones sociales y los desafíos técnicos, financieros e industriales, las superautopistas de la información están trazando un nuevo mapa de intercambios, en el que cobra sentido el concepto de “aldea global”, popularizado por el sociólogo canadiense Herbert Marshall McLuhan.
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