Reencarnación en Platón – Filosofía

El filósofo Sócrates, como Jesucristo, solo defendió sus pensamientos verbalmente, sin dejar escritos. Sus ideales fueron difundidos por su principal discípulo, Platón. Entre otros conceptos enunciados por su maestro, afirmó que las almas, luego de un paso por el Hades, el reino de los muertos, fueron nuevamente llevadas al universo de los seres vivos, en el cual experimentaron innumerables existencias, por un tiempo más o menos largo.

Algunos creen que la reencarnación es una idea que prevalece solo en la religiosidad oriental, pero también se ha propagado ampliamente en el ámbito occidental. Varios cultos religiosos, envueltos en enigmas y rituales de iniciación desconocidos, desarrollaron una gran diversidad de ritos y convicciones espirituales en torno a la reencarnación.

Ciertas fraternidades religiosas antiguas, como el Orfismo, culto grecorromano, vigente entre los siglos VI y VII a.C., mantenían la creencia en un alma que no se entregaba a la muerte y, por tanto, podía refugiarse en un cuerpo encarnado, como un ser humano o algún otro mamífero.

Los seguidores de Orfeo, una entidad mítica, también defendieron que el alma podía fraccionarse y conservarse en cautiverio dentro de la materia. Pero, si construyera una existencia basada en la bondad y la luz, privándose de alimentos como la carne, el vino y la práctica sexual, tendría la oportunidad de encontrar el paraíso después de la muerte; de lo contrario, sería castigada en una región infernal. Sin embargo, no creían en la vida eterna, sino en la reencarnación.

Los discípulos de Pitágoras fueron profundamente influenciados por esta doctrina y, a su vez, inspiraron a Platón. También defendió que el espíritu reencarnó varias veces y tuvo la intuición de que el Planeta Tierra estaba rodeado por siete círculos planetarios y una octava banda de estrellas estables. La acción del Creador emanaría de un campo ubicado más allá de esta última esfera, y sería responsable del movimiento del Universo.

Platón está de acuerdo con los pitagóricos en que el alma es una esencia autónoma; preexiste al cuerpo humano en el que reside y es capaz de perpetuarse más allá de la existencia actual, incluso sin la presencia del organismo físico. Para él, las sustancias espirituales provenían de otros planetas, llegaban a la Tierra, se pegaban a los cuerpos materiales y finalmente luchaban por liberarse y regresar al mundo estelar.

A través del pensamiento platónico, la reencarnación se convirtió en uno de los elementos más significativos de la mentalidad occidental en la antigüedad; con este concepto el filósofo trasciende las doctrinas de Sócrates y Pitágoras. Se centra en este tema principalmente en sus diálogos Menon, Fedro, Fedro y La República.

Platón describe en estas obras su visión de una trayectoria humana cíclica, a través de la cual el Hombre atraviesa períodos de muerte y renacimiento; según él, morir no significa llegar al final de la vida, ya que solo la materia deja de existir, el alma continúa su camino, más viva que nunca, naciendo de nuevo en otro organismo humano y comenzando una nueva etapa, que se sumará al existencias arriba. El filósofo también afirma que el alma humana, al seguir el camino trazado por las deidades, tendrá el poder de mirar a las Verdades Eternas, que se encuentran en la esfera superior de los cielos, en una región que se asemeja a una residencia metafísica, llamada Hiperuranio, es decir, el famoso mundo de las ideas elaborado por Platón, del que la realidad material es sólo una mera reproducción.

Fuentes:
http://pessoas.hsw.uol.com.br/reencarnar3.htm
http://licoesdosespiritos.blogspot.com/2009/06/platao-e-reencarnacao.html
Alessandro César Bigheto. Educación y reencarnación en Platón, en Dora Incontri. Educación y espiritualidad: interfaces y perspectivas. Editorial Comenius, Bragança Paulista, 2010, págs. 282-284.


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