Written by LA religiosidad en la antigua roma se expresó a través del politeísmo, que se construyó sobre creencias etruscas, griegas y orientales. La religión tradicional romana tuvo una fuerte influencia etrusca, que veneraba a los antepasados, especialmente en la figura del pater familias, responsable del culto a los dioses Lares (los dioses de las casas), y creía en la posibilidad de predecir el futuro, con prácticas de adivinación e interpretación de los fenómenos naturales. Además, también se apropiaron de las tradiciones griegas, incorporando sus diversos dioses. De los egipcios llegaron a adorar a los dioses Isis y Osiris. Existen vestigios materiales de la presencia de templos dedicados a ellos en territorio romano.
Cuestionar la existencia de los dioses no era común: su existencia era un hecho. Tomaron formas y características humanas. Pero, no sólo sus propios dioses formaron la religiosidad romana. También se caracterizaron por ser un pueblo sincrético y así, los dioses de otras culturas fueron asimilados en Roma, a través de la expansión política y territorial, especialmente durante los periodos monárquico y republicano. Al conquistar un pueblo, los romanos incorporaron parte de su cultura, incluidos sus dioses, al igual que los griegos, egipcios, celtas y germanos.
En Roma era común el culto a los principales dioses. Fueron ellos quienes garantizaron la paz divina. En los cultos había sacrificios donde se ofrecía parte de la comida a los dioses. Los principales dioses romanos hacían referencia directa a los dioses griegos. Los principales dioses formaban la tríada capitolina, formada por Júpiter, dios de los dioses y la justicia, Marte, dios de la guerra, y Quirino, dios de la unidad entre el pueblo romano. Cuando estuvieron bajo el dominio etrusco se formó una nueva tríada, manteniendo a Júpiter y reemplazando a los otros dos por Juno, que simbolizaba la fuerza guerrera y la fecundidad y Minerva, protectora de las artes y los artesanos. Durante la expansión republicana, la tríada se reestructura y pasa a representar la fertilidad a través de los dioses Ceres, Liber y Libera. Se cree que durante la república hubo treinta y tres dioses romanos.
La relación entre los dioses griegos y romanos era bastante evidente. Júpiter, el dios de los dioses, era equivalente a Zeus en la creencia griega. Saturno, el dios del tiempo, era la referencia a Kronos. Juno, la reina de los dioses, la Hera. Neptuno, el dios del océano, fue la referencia a Poseidón. Marte se refería a Ares, dios de la guerra, mientras que Plutón, dios de los muertos, representaba al Hades de los griegos. Mercurio se refería a Hermes, el dios del intercambio y el comercio. Venus indicaba a Afrodita, diosa de la belleza y Cupido indicaba a Eros, el dios del amor. Los nombres de los dioses romanos no nos resultan extraños. Los planetas del sistema solar recibieron el nombre de los dioses y en su honor.
La referencia a los dioses griegos es bastante evidente, pero hay que tener en cuenta que los romanos también creían en varios otros dioses, incorporados de otras culturas. Debido a este sincretismo religioso, el cristianismo fue fácilmente aceptado por la población romana.
Al predicar el monoteísmo, el cristianismo comenzó a cuestionar directamente la figura del emperador, pues se declaraban enviados de los dioses y eran objeto de culto oficial. Es por eso que los cristianos fueron perseguidos y sufrieron violencia de diversas formas, como ser puestos a pelear con gladiadores.
La religiosidad romana es diversa y ha pasado por diferentes procesos de fe, creencia y poder.
Referencia:
GARRAFFONI, Renata Senna. romanos. En: FUNARI, Pedro Paulo (org). Las religiones que el mundo olvidó: cómo los egipcios, griegos, celtas, aztecas y otros pueblos adoraban a sus dioses. São Paulo: Editora Contexto, 2009.
