Reproducción de aves – Biología

El proceso de cría de aves es el resultado de un conjunto de interacciones entre los sistemas nervioso, endocrino y reproductivo. Los factores ambientales como la temperatura, el clima, la disponibilidad de alimentos y las interacciones sociales desencadenan respuestas neuroendocrinas y conductuales. El fotoperiodismo es un factor ambiental muy importante en la reproducción de las aves, ya que sincroniza las épocas reproductivas con la época óptima del año para la supervivencia de la descendencia, siendo la duración del día el que regula la dinámica del ciclo sexual. La detección de luz se produce a través de fotorreceptores y la medición de la duración del día establece un reloj fotoperiódico que regula los mecanismos neuroendocrinos y controla la actividad reproductiva cíclica de las aves.

El sexo de las aves, determinado en el momento de la fertilización, está definido por los cromosomas sexuales Z y W que se combinan después de la fertilización para formar dos genotipos sexuales: ZZ en machos y ZW en hembras. El cromosoma W es el determinante principal de la diferenciación sexual en las aves porque lleva genes que se expresarán y harán que el embrión desarrolle gónadas y órganos sexuales femeninos. En la mayoría de las especies, los machos tienen dos testículos ubicados dentro de la cavidad abdominal; un par de pequeños epidídimos y un par de conductos deferentes, adheridos a la pared dorsal del cuerpo, que desembocan en un pequeño pene en la región dorsolateral de la cloaca. El aparato reproductor femenino, en cambio, está formado únicamente por un ovario izquierdo y un oviducto asociado, que termina en una cloaca.

¿Eres estudiante, profesor o academia?

DATE DE ALTA EN NUESTRA RED SOCIAL!, Grupos de estudio, apuntes, escribe en tu propio blog, añadir tu academia o dar clases particulares y Aprende!!!.

Abrir un perfil

En el período previo a la cópula, podemos observar multitud de comportamientos entre las especies de aves. Generalmente, las hembras seleccionan a los machos para aparearse, y estos combinan elementos como la postura corporal, las plumas de colores y el canto para llamar la atención de la hembra. Los machos tienen colores brillantes y plumas modificadas como resultado de la selección sexual. En este proceso, las hembras se aparean preferentemente con machos que tienen una determinada característica que contribuye a su valor adaptativo reproductivo. Las hembras de pavo real, por ejemplo, se aparean preferentemente con machos que tienen colas largas y muchos diseños en forma de ojos, lo que hizo que las colas largas fueran seleccionadas con el tiempo.

Pavo real indio. Foto: LittleDogKorat / Shutterstock.com

Los estudios han demostrado que estas preferencias femeninas no son aleatorias. En las aves, los colores brillantes y otros adornos de los machos pueden ser indicativos de un buen estado nutricional, resistencia a los parásitos o capacidad para evitar a los depredadores. Si estos signos indican la calidad del macho, pueden informar a las hembras cuál de las muchas parejas potenciales puede mejorar la aptitud de su descendencia. La monogamia es el sistema de apareamiento dominante entre las aves, en el que ambos padres participan en el cuidado de las crías. Sin embargo, se sabe que la cópula extrapareja es común, y algunos huevos en un nido pueden haber sido fertilizados por otro macho, que no era la pareja de la hembra que los puso. El término monogamia social, entonces, se ha introducido para especies en las que un macho y una hembra comparten la responsabilidad de cuidar un nido con huevos, pero no demuestran fidelidad.

La construcción de nidos (anidación), la incubación de huevos y el cuidado de las crías son aspectos importantes de la reproducción de las aves. Los nidos protegen a los huevos de agresiones físicas como el calor, el frío o la lluvia y contra los depredadores. La duración del cuidado de los padres varía mucho. Los polluelos abandonan el nido unas dos semanas después de la eclosión y son alimentados por sus padres durante una o tres semanas más. Las especies más grandes, como algunos búhos, permanecen un mes en el nido y reciben el cuidado de los padres durante otros tres meses después del primer vuelo.

Búho cornudo. Foto: Ronnie Howard / Shutterstock.com

Bibliografía
Mychel Raony Paiva Teixeira Morais, Ana Luiza Malhado Cazaux de Souza Velho, Sérvulo Eduardo Soares Dantas & José Domingues Fontenele-Neto- Morfofisiología de la reproducción avícola: control endocrino del ciclo sexual de las aves de corral Acta Veterinaria Brasilica, v.6, n.4, p.285-293, 2012

Mychel Raony Paiva Teixeira Morais, Ana Luiza Malhado Cazaux de Souza Velho, Sérvulo Eduardo Soares Dantas & José Domingues Fontenele-Neto- Morfofisiología de la reproducción de aves: desarrollo embrionario, anatomía e histología del sistema reproductivo– Acta Veterinaria Brasilica, v.6, n.3, p.165-176, 2012

Pough, F. Harvey; Janis, Christine M. y Heiser, John B. – La vida de los vertebrados– 4ta Edición, Atheneu Editora São Paulo, 2008

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *