Written by En una amplia perspectiva sociológica, resocializar significaría reinsertar una conciencia social en el individuo que lo haría nuevamente capaz de cumplir con las normas sociales compartidas. El término se ha aplicado, sobre todo, para referirse a prácticas que tienen como objetivo la reinserción social de las personas que han sido sancionadas por la ejecución de delitos, evitando la reincidencia de estos actos y promoviendo su participación activa en la vida social.
El sistema penitenciario, en principio, debe cumplir una función resocializadora. Sin embargo, es de conocimiento público que, en general, las cárceles han fracasado sistemáticamente en este objetivo, ya que hacen poco para preparar al individuo para la vida fuera de la cárcel. Por tanto, la resocialización ha sido objeto de iniciativas encaminadas a apoyar a los presos – o personas en libertad condicional – actuando para minimizar los efectos negativos del encarcelamiento. En este sentido, estas iniciativas se enfocan en brindar una especie de transición planificada a la vida en libertad.
Conferencia sobre «un nuevo comienzo» para los reclusos en los Estados Unidos. Foto: Rebekah Zemansky / Shutterstock.com
Existen modelos diversificados de iniciativas enfocadas a la resocialización. En Estados Unidos, por ejemplo, existen una serie de políticas enfocadas al control del exdetenido con el supuesto objetivo de evitar, en la medida de lo posible, que el individuo se acerque a cualquier situación que dé lugar a la reincidencia. Estas medidas incluyen vigilancia estatal y participación obligatoria en programas de prevención de drogas. En Australia, Canadá y algunos países europeos, las medidas de resocialización tienen un enfoque cognitivo-conductual. Son acciones que tienen como objetivo dotar a los egresados de un autoconocimiento que les permita controlar sus impulsos de ira y agresión ante situaciones adversas. También existen iniciativas que tienen como objetivo fortalecer los lazos de estos sujetos con sus familias y con la comunidad.
Otras medidas recurrentes son las enfocadas a brindar a los egresados condiciones de subsistencia, como vivienda y empleo. En Brasil, la Ley de Ejecución Penal No. 7.210 / 84 prevé el deber del Estado de asistir y orientar a estos ciudadanos hacia su retorno a la convivencia en la sociedad. Sin embargo, aunque existen algunas políticas públicas en este sentido, las medidas de resocialización hoy recaen principalmente en iniciativas filantrópicas. Se trata, por ejemplo, de proyectos que brindan a los ex detenidos oportunidades de capacitación profesional e inserción en cooperativas de trabajo.
Las medidas de resocialización ayudan a reducir la reincidencia, pero deben contextualizarse en un escenario más amplio de acceso a los derechos sociales básicos, como la salud, la educación, la asistencia social y el trabajo. Otra dificultad que se encuentra en este camino de resocialización es el propio prejuicio que tiene la sociedad en relación a los egresados. Una vez estigmatizados, estos individuos, que ya han cumplido sus condenas, encuentran muy difícil acceder a nuevas oportunidades laborales y participar activamente en la vida comunitaria.
Referencia:
SOUZA, Rafaella y SILVEIRA, Andréa. Mito de la resocialización: programas para egresados del sistema penitenciario. ER Social, Brasilia, v. 17, n. 36, pág. 163-188, enero a junio de 2015
