LA revolución china tuvo lugar entre 1949 y 1962, y fue uno de los mayores acontecimientos históricos. La Revolución se dio a través de dos movimientos: la lucha de los campesinos por la tierra y la lucha del pueblo chino por la independencia nacional.
En ese momento, los comunistas tomaron el poder, con una China devastada por los largos años en los que luchó contra el dominio japonés y una larga Guerra Civil. En la ciudad la gente se moría de hambre, en el campo no se sembraba nada porque no había semillas.
Mao Tsé – Tung, líder chino, inició la reforma agraria. Se repartieron los latifundios entre los campesinos, las cooperativas sustituyeron a los latifundios. Respaldados por la Unión Soviética, los comunistas realizaron cambios radicales en la economía y la cultura chinas; abolieron el matrimonio, promovieron la emancipación de la mujer, la igualdad entre los sexos, entre otras medidas de gran impacto y buena aceptación. La buena relación entre las dos potencias socialistas sólo terminó con la muerte del dictador Stalin.
El principal objetivo de todos estos cambios fue aumentar la productividad, es decir, en la industria hubo un aumento de la jornada laboral y en el campo se enviaron refuerzos, desde intelectuales hasta estudiantes. La tierra fue nacionalizada y dividida en comunas, que eran comunidades populares, independientes, con libertad para cuidar de sus intereses comunes, como pequeños pueblos.
Ese gran salto fue un fracaso. Los campesinos estaban descontentos, con la caída de las cosechas, lo que generó hambre, y terminó en revueltas.
En 1966 comenzó una revuelta cultural que marcó significativamente el rumbo de la revolución china. El partido comunista estaba dividido, había una fuerte oposición, pero aun así Mao Tse-Tung se mantuvo en el poder.
En realidad, la revolución cultural fue planeada por el propio Mao, con el objetivo de movilizar a la población pensante y formadora de opinión de China. Jóvenes de todo el país crearon la Guardia Roja Joven, también surgieron comités que amenazaban a las autoridades, y nuevamente se usó la fuerza: se destruyeron lugares donde se realizaban servicios religiosos, se confiscaron libros, las comunas cobraron mayor importancia y Mao se fue aún más fuerte.
Mao Zedong murió en 1976 y los moderados volvieron al poder. Su sucesor fue Deng Xião-Ping, quien adoptó una política económica y desarrollista y permitió la entrada de tecnología y capital extranjero.