Revolución constitucionalista de 1932 – definición

LA Revolución constitucionalista de 1932 fue una revuelta en el estado de São Paulo contra el gobierno de Getúlio Vargas.

Las élites de São Paulo buscaron recuperar el mando político que habían perdido con la Revolución de 1930, convocaron a la convocatoria a elecciones y a la promulgación de una Constitución.

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El día de la Revolución Constitucionalista se celebra el 9 de julio y es festivo en el estado de São Paulo.

Causas de la revolución de 1932

La Revolución de 1930 derrocó al presidente Washington Luís (1869-1947) e impidió la inauguración de Julio Prestes (1882-1946) de São Paulo, llevando al poder a Getúlio Vargas.

Aunque perdieron su hegemonía política, los paulistas apoyaron a Vargas con la esperanza de que convocara elecciones para la Constituyente y la presidencia.

Sin embargo, el tiempo pasó y no fue así. De esta manera, los agricultores de São Paulo iniciaron una fuerte oposición al gobierno de Vargas.

Además, también hubo una gran participación de estudiantes universitarios, comerciantes y profesionales, que reclamaron la convocatoria a elecciones.

Así, el 23 de mayo de 1932 tuvo lugar un acto político a favor de las elecciones en el centro de São Paulo. La policía reprime a un grupo de manifestantes y provoca la muerte de cuatro estudiantes: Martins, Miragaia, Drausio y Camargo.

El hecho revuelve a la sociedad paulista y las siglas de los jóvenes – MMDC – se convierten en uno de los símbolos del movimiento.

Resumen de la revolución constitucionalista de 1932

Para muchos historiadores, el término «revolución» para el movimiento constitucional de 1932 no es el más apropiado. Esto se debe a que fue un movimiento planeado por las élites, el término «revuelta» lo describe mejor.

De todos modos, el Revolución constitucionalista de 1932, Revolución de 1932 o Guerra Paulista fue el primer gran levantamiento contra la administración de Getúlio Vargas. También el último gran conflicto armado en Brasil.

El movimiento fue una respuesta de São Paulo a la Revolución de 1930, que acabó con la autonomía de los estados garantizada por la Constitución de 1891.

Los insurgentes exigieron que el Gobierno Provisional redacte una nueva constitución y convoque elecciones presidenciales.

Movilización por la Revolución Constitucionalista

Carteles de la Revolución Constitucionalista
Los carteles fueron ampliamente utilizados para convocar a los jóvenes a unirse a las tropas de São Paulo.

La revuelta se inició el 9 de julio y estuvo encabezada por el interventor del estado, cargo equivalente al de gobernador, Pedro de Toledo (1860-1935).

Los paulistas hicieron una gran campaña utilizando periódicos y radios, logrando movilizar a buena parte de la población.

Había más de 200.000 voluntarios, 60.000 de los cuales eran combatientes. Por otro lado, mientras el movimiento ganaba apoyo popular, 100.000 soldados del gobierno de Vargas salieron para enfrentarse a los paulistas.

Combate militar

Los paulistas esperaban el apoyo de Minas Gerais y Rio Grande do Sul. Sin embargo, ambos estados no se unieron a la causa.

En poco tiempo, São Paulo, que estaba planeando una rápida ofensiva contra la capital, se vio rodeado por tropas federales. Así, hicieron un llamamiento a la población para que donara oro y para poder comprar armamento y alimentar a las tropas.

En total, fueron 87 días de combates, del 9 de julio al 4 de octubre de 1932, y los últimos enfrentamientos tuvieron lugar dos días después de la rendición de São Paulo.

El 2 de octubre, en la ciudad de Cruzeiro, las tropas paulistas se rinden ante el líder de la ofensiva federal y al día siguiente, 3 de octubre, firman la rendición.

Consecuencias de la revolución constitucionalista

Se registró un saldo oficial de 934 muertes, aunque estimaciones no oficiales reportan hasta 2200 fallecidos. A pesar de la derrota en el campo de batalla, políticamente el movimiento logró sus objetivos.

La lucha por la constitución se fortaleció y, en 1933, se celebraron las elecciones colocando al civil Armando Sales (1887-1945), como Gobernador del Estado, en 1935.

Asimismo, en 1934 se reunió la Asamblea Constituyente para elaborar la nueva Constitución del país, promulgada en el mismo año. Esta sería la constitución más corta que haya tenido Brasil, ya que fue suspendida con el golpe que instituyó el Estado Novo en 1937.

Hasta el día de hoy, el 9 de julio es una fecha celebrada en todo el estado de São Paulo y recordada en varios monumentos.

El ‘Obelisco do Ibirapuera’, por ejemplo, es el monumento funerario del movimiento y alberga los restos de los fallecidos por la revolución. También están los cuerpos de Martins, Miragaia, Drausio y Camargo.

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