Revolución urbana

Revolución urbana es el nombre del cambio en la organización de las sociedades tras el desarrollo de la actividad agrícola. El proceso ha tenido lugar a lo largo de la historia en diferentes partes del planeta.

El concepto de revolución urbana fue utilizado por primera vez por el arqueólogo Gordon Childe (1892-1957). Childe demuestra que la evolución tecnológica en el desarrollo de herramientas otorga al hombre autonomía en la producción de alimentos.

Al tener la capacidad de generar y almacenar alimentos, el hombre prehistórico se ha beneficiado de una mejor calidad de vida. Las consecuencias fueron un aumento en el número de individuos en el grupo y un cambio en el comportamiento social. Hasta el dominio de la agricultura y la ganadería, las sociedades eran esencialmente recolectoras, cazadoras y nómadas.

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La necesidad de migrar en busca de alimentos fue un obstáculo importante para la autoconservación de los grupos.

Childe adoptó un sistema de diez criterios para indicar el desarrollo de una sociedad:

  • Escritura
  • Mayor tamaño del grupo
  • Concentración de riqueza
  • Edificios a gran escala – grandes construcciones
  • Arte representativo
  • Conocimientos de ciencia e ingeniería.
  • Comercio exterior: interacción con otras sociedades
  • Presencia de especialistas que dominaron la subsistencia
  • Sociedad dividida en clases
  • Organización política basada en la residencia y no en el parentesco

El sistema fue criticado por académicos que señalaron que no es necesario obedecer todos los criterios para considerar una organización social. Entre los factores excluidos está la escritura.

Revolución urbana en el Neolítico

En el período neolítico, la revolución urbana se produce como consecuencia de la revolución agrícola. Sin necesidad de migrar, la sociedad se organiza en la región mesopotámica, alrededor de 5.000 años antes de Cristo, en Sumer.

Con el dominio del medio, el hombre comienza a acumular alimentos y ejerce una nueva forma de organización. Poco a poco, sigue los criterios definidos por Childe. Así, la complejidad de la sociedad aumenta y comienzan a aparecer grandes núcleos urbanos.

El mismo proceso ocurre en diferentes momentos en Egipto, China y Centroamérica.

En estos días estamos acostumbrados a la vida urbana. Decodificamos las señales de las ciudades, conocemos las calles, la nomenclatura y los medios de transporte. Sin embargo, para que la vida se desarrollara en ciudades complejas, era necesario el trabajo colectivo, que implicaba el dominio de la naturaleza y el desarrollo de técnicas específicas. A revolución urbanasi bien no se parece en nada a nuestra experiencia urbana actual, fue el momento clave para el inicio de sociedades complejas que conviven en las ciudades.

La Revolución Urbana tuvo lugar hace aproximadamente 5.000 años, en la región conocida como el Creciente Fértil. En este mismo lugar también tuvo lugar la Revolución Agrícola, cuando hombres y mujeres se hicieron sedentarios. A diferencia de la Revolución Agrícola, que se extendió por toda la región, la Revolución Urbana se produjo puntualmente en el sur de Mesopotamia y en el valle del Nilo. Algunas características explican esta mayor incidencia: las condiciones climáticas de lugares como el sur de Mesopotamia y el valle del Nilo fueron determinantes. Las lluvias eran raras, pero después de las lluvias las inundaciones dejaron la tierra fértil, ayudando a la agricultura. Así, debido a la escasez de lluvias, los ríos necesitaban ser amansados ​​para garantizar tierras fértiles en todas las épocas del año.

Ruinas restauradas de la antigua ciudad babilónica de Hillah. Foto: Jukka Palm / Shutterstock.com

Así, Egipto y Mesopotamia presentaron condiciones favorables para la agricultura. Sin embargo, era necesario dominar la naturaleza. Esto implicó la creación de una sociedad organizada y la división del trabajo, lo que hizo posible la construcción de diques y canales. La creación de reglas de convivencia y trabajo hizo que los ríos fueran dominados y pasaran a servir a la comunidad que los rodeaba, posibilitando la vida de un gran número de personas en un mismo lugar.

Esta transformación en la forma de convivencia se considera una revolución porque presentó un cambio social y económico muy significativo. A partir de estas condiciones se constituyó una comunidad bajo un solo liderazgo, la creación de un sistema de reglas y normas, el establecimiento de relaciones de trabajo y obras colectivas, culminando con la creación de las primeras ciudades.

El dominio de la agricultura y el proceso de sedentarización fueron fundamentales para la construcción de las primeras ciudades. Pero, más que eso, el dominio de la naturaleza por el trabajo humano determinó el comienzo de la vida urbana. La reunión de personas actuando de manera organizada e incorporando conocimientos y técnicas para la construcción de obras que hicieran posible la vida en estos lugares fue el factor decisivo de lo que llamamos Revolución Urbana.

Sin embargo, la construcción de canales y diques no son los únicos factores que condicionan la vida urbana. En las experiencias en torno a los ríos Tigris, Éufrates y el Nilo se destacan otras características: fue en estos lugares donde se desarrollaron las primeras formas de organización política, los primeros códigos de normas y reglas –como el código de Hammurabi, el gran obras – como las pirámides, las oficinas públicas de la burocracia estatal, la religión ligada al poder central e incluso un sistema de escritura, como la escritura cuneiforme mesopotámica.

Gradualmente, la vida en las ciudades se hizo más compleja y, por lo tanto, la necesidad de otras materias primas condujo a una expansión del modo de vida urbano. El comercio fue, por tanto, un punto clave para la expansión de la experiencia urbana y los pequeños pueblos se transformaron en ciudades. Egipcios y sumerios iniciaron un proceso de urbanización que se extendió por diferentes partes del globo.

Referencia:

PINSKY, Jaime. Las primeras civilizaciones. São Paulo: Contexto, 2011.

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