Revuelta del látigo –

LA Rebelión de los Chibata ocurrió durante el gobierno de Hermes da Fonseca, en 1910. Fue un levantamiento social, realizado en subdivisiones de la Armada, con sede en Río de Janeiro. El objetivo era acabar con los castigos físicos a los que se sometía a los marineros, como los azotes, el uso de la santa lucía y el encarcelamiento en celdas destinadas al aislamiento. Los marineros también exigieron una alimentación más saludable y que se ponga en práctica la ley de reajuste de tarifas, que ya había sido votada por el Congreso. De todas las peticiones requeridas, lo que más afligía a los marineros eran los constantes castigos a los que estaban sujetos. Esta situación enfureció a los marineros, quienes fueron obligados, por sus comandantes, a vigilar todos los castigos aplicados, para que sirvieran de ejemplo. Los soldados se reunían y al son de los tambores traían al rebelde, desnudo de arriba y con las manos atadas, comenzando el castigo.

El levantamiento se produjo cuando un marinero de nombre Marcelino Rodrigues recibió 250 latigazos por haber herido a un compañero de la Armada en el interior del buque de guerra denominado Minas Gerais, que se dirigía a Río de Janeiro. Los rebeldes mataron al capitán del barco ya tres soldados. Mientras tanto, en la Bahía de Guanabara, los insurgentes obtuvieron el apoyo de los marineros del barco São Paulo.

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El líder de la insurrección, João Cândido -el famoso Almirante Negro-, fue el encargado de redactar la misiva con las peticiones requeridas para el fin de la revuelta.

El presidente Hermes da Fonseca se dio cuenta de que esto no era un engaño y decidió ceder al ultimátum de los insurgentes. Los marineros confiaron en el presidente, entregaron sus armas y los barcos rebeldes, pero con el final del conflicto, el gobernante no cumplió su palabra y desterró a algunos marineros que habían sido parte del motín. Los marineros no ignoraron este hecho y estalló otro levantamiento en Ilha das Cobras, que fue severamente reprimido por las tropas gubernamentales. Muchos marineros murieron, otros fueron desterrados de la Armada. En cuanto a João Cândido, fue encarcelado y arrojado a un calabozo en Ilha das Cobras. Cuando salió de prisión, estaba amargado emocionalmente, considerado incluso medio alucinado. En 1912 fue juzgado y declarado no culpable. Históricamente pasó a ser conocido como el Almirante Negro, el que abolió el uso del látigo en la Marina de Brasil.

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