Sócrates y el derecho a pensar – Filosofía

Sócrates (469-399 aC), hijo de un escultor y una partera, heredó las artes de su padre y su madre, convirtiéndose en escultor de almas y partera de ideas. Su proceso de pensamiento filosófico consistió en hacer que sus interlocutores buscaran, a través del razonamiento y la aceptación de su ignorancia sobre el tema, sus propias verdades, sin considerar las costumbres y dogmas impuestos.

Este proceso lo nombró Mayéutica (del griego – arte de sacar a la luz), haciendo que las personas con las que tuve contacto, elaboren sus propias ideas y conceptos, aportándoles, según Sócrates, la libertad y la noción de lo realmente necesario para la vida del hombre, la sabiduría.

¿Eres estudiante, profesor o academia?

DATE DE ALTA EN NUESTRA RED SOCIAL!, Grupos de estudio, apuntes, escribe en tu propio blog, añadir tu academia o dar clases particulares y Aprende!!!.

Abrir un perfil

A diferencia de los sofistas, que utilizaron la retórica como un arte para influir y, por tanto, beneficiarse, Sócrates utilizó su conocimiento y su reflexión para elevar el alma humana (la esencia del ser) al nivel de las cosas supremas. Para él, el ideal de la búsqueda del hombre debe ser el bien, lo justo, el amor y lo bello y vio en la ética y la moral las bases para llegar a esta elevación.

La famosa frase “Conocete a ti mismo”, Demuestra la clara opción de Sócrates por el ser humano y sus peculiaridades. Para él, las personas deben tener total libertad de pensamiento e ideas, y la justicia debe estar presente en todos los actos humanos.

Considerando que la justicia y la moralidad dirigen los actos humanos, se puede inferir que, si lo hace, el hombre no tendrá libre albedrío, ya que sus decisiones se regirán por estas dos reglas. En esta concepción del comportamiento, cualquier acto que escapara a la justicia o la moral sería reprobable.

La profunda concepción de la libertad y el pensamiento hizo que Sócrates cuestionara todo, desde las leyes humanas hasta los dioses, desde los dogmas hasta las costumbres, y esto le trajo la reputación de corruptor de la juventud ateniense, porque hizo que los jóvenes reflexionaran más sobre la vida y los valores asumidos. por sentado.

Tal comportamiento era inaceptable para la aristocracia de la época y Sócrates fue juzgado y condenado por la corte ateniense. Incluso ante el tribunal y la certeza de su condena, Sócrates mantuvo la postura de quien no teme a nada, consciente de su propia conciencia, de que no ha hecho nada que merezca la condena.

En el relato de su mayor discípulo y biógrafo, Platón, Sócrates se defiende de la siguiente manera:

“Él supone que sabe algo y no lo sabe, mientras que yo, si no lo sé, tampoco supongo que yo lo sé. Parece que soy un poco más sabio que él precisamente porque no supongo que él sepa lo que yo no sé «.

Esta afirmación demuestra claramente la idea de Sócrates de que todo hombre debe ser consciente de su ignorancia para mantener una mente abierta a nuevos conocimientos. Si creemos que lo sabemos todo, no aceptaremos nuevas opiniones e ideas y, por lo tanto, estaremos atrapados en nuestro pseudoconocimiento.

La fuerza de los discursos de Sócrates y su imponente presencia son tan claras que las palabras quedaron impresas en sus discípulos. Con él aprendieron el valor de la filosofía, la amistad, el carácter y la verdad y a valorar la esencia de las cosas, dejando de lado las banalidades como el poder, la reputación y la riqueza, desarrollando una postura de reflexión y libertad de pensamiento, que busca el bien y da. acceso a la felicidad y la sabiduría.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *