Stanley alias Stan Getz –

Saxofonista tenor de jazz estadounidense (Filadelfia 1927-Malibú 1991).

Apodado «The Sound» por su sonido brumoso y aireado, ha evolucionado su estilo «cool» hacia una expresión más universal, combinando ternura con vehemencia. Será popular entre el público en general en la década de 1960 con bossa-nova (encuentro entre la samba brasileña y el jazz moderno). Algunas de sus grabaciones incluyen: En la ópera (1957), Atención (1961), La chica de Ipanema (1962), Dinastía (1971), Tiempo de la gente (1991).

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Durante cuarenta años, desde su histórica improvisación en 1948 en Principios de otoño (composición de Ralph Burns, balada-manifiesto del estilo cool), Stan Getz sigue siendo el saxofonista de jazz moderno más importante de la raza blanca. Virtuoso (capaz de tocarlo todo), se distingue por su sonido inmediatamente identificable, de gran pureza, suave y afieltrado, aireado, poco estampado, en plena armonía con su universo musical; por su juego ágil y elegante, refinado, con acentos viriles, despreocupados o fogosos, tiernos ya veces ásperos, sugiriendo más de lo que afirma.

Apodado «El Sonido», este improvisador de imaginación fértil, de carácter lúdico, privilegia siempre la melodía con una relajación en el fraseo extraído de Lester Young, sin olvidar las concepciones queridas por los boppers que conocerá. En 1949, después de habiendo dejado la segunda manada de Woody Herman, del cual fue uno de los Cuatro Hermanos en compañía de Zoot Sims, Herbie Stewart y Serge Chaloff desde 1947. Contribuye a la evolución del hard bop, su interpretación se vuelve más estructurada, su sonido gana en plenitud como en firmeza; John Coltrane reconocerá que fue su primera influencia. En 1952, firmó con Norman Granz y participó en el JATP, antes de instalarse en Europa a finales de 1958, a raíz de “problemas personales”. A su regreso a Estados Unidos, grabó Atención una especie de concierto para saxofón y orquesta de cuerdas compuesto por Eddie Sauter. A principios de la década de 1960, la bossanova, que descubrió a través del guitarrista Charlie Byrd, lo convirtió en una estrella universal; graba con el guitarrista y cantante Joao Gilberto, el pianista Antonio Carlos Jobim y la cantante Astrud Gilberto composiciones como Desafinado y La chica de Ipanema que será un gran éxito comercial.

Es un Getz más enérgico el que encontramos en 1965, rodeado de jóvenes músicos (Gary Burton, Chick Corea, Steve Swallow), y en 1970 con los europeos René Thomas, Eddy Louiss y Bernard Lubat. No perseguirá una aventura experimental (electrónica y ritmos de rock), que no parece adecuarse a su distinguido romanticismo, y en adelante actuará en cuarteto, con pianistas como sus antiguos cómplices Lou Levy y Jimmy Rowles, o más jóvenes (Joanne Brackeen, Jim McNeely y Kenny Barron). Problemas de salud en 1988 lo obligaron a interrumpir una gira internacional, pero reapareció unos meses después, estimulado por un nuevo séquito, la poesía aún insertada en su saxofón.

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