Temperatura corporal – Termorregulación – Fisiología humana

LOS temperatura corporal se refiere a la producción de calor y los mecanismos para regular y mantener la temperatura interna del cuerpo (termorregulación), que son esenciales para mantener la homeostasis sistémica (estabilidad fisiológica). Los animales endotérmicos, como aves y mamíferos, son capaces de generar calor metabólico y son capaces de controlar su temperatura en torno a valores constantes (homeotermia), lo que les permite explorar los ambientes más variados. Los reptiles, anfibios, invertebrados y peces son ejemplos de organismos ectotérmicos, incapaces de regular su propia temperatura sin fuentes externas que los calienten.

En humanos, la temperatura considerada normal para adultos sanos comprende valores cercanos a los 37 ºC. Valores por debajo de 35 ºC (hipotermia) o por encima de 38 ºC (hipertermia) pueden causar problemas de salud y deben ser monitoreados y evitados. El control de la temperatura corporal se puede realizar mediante termómetros, ya sean de mercurio o electrónicos. Este control es sumamente importante, ya que algunas enfermedades presentan como síntoma un cambio en la temperatura corporal, como es el caso de las infecciones que provocan fiebre. En estos casos, las sustancias llamadas pirogénicas elevan el nivel considerado normal de temperatura para combatir al agente infeccioso.

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El control de la temperatura del cuerpo humano lo realiza el hipotálamo, conocido como termostato biológico, una pequeña porción del cerebro que también está relacionada con las respuestas emocionales, sexuales, el apetito y la regulación del agua. Las señales enviadas por los termorreceptores ubicados en toda la piel y la temperatura de la sangre que pasa a través del hipotálamo describen la condición del calor corporal. Una vez captadas las señales de enfriamiento, se activa el centro de producción de calor del hipotálamo, enviando estímulos eléctricos a través de los nervios simpáticos que provocan la vasoconstricción de los capilares cutáneos, reduciendo el flujo sanguíneo superficial y manteniendo el calor corporal en los órganos ubicados más profundamente. Este estímulo también contrae los músculos erectores del cabello para crear una capa de aire que genera aislamiento térmico, siendo esta acción más eficaz en los mamíferos que tienen el cuerpo cubierto de pelo. También existen estímulos nerviosos para la contracción muscular, llamados temblores, que ayudan a generar calor en el cuerpo. La exposición prolongada al frío puede conducir a una regulación hormonal controlada por el hipotálamo, que induce a la glándula pituitaria a secretar hormona tiroestimulante (TSH), lo que hace que aumente la tasa metabólica y que el cuerpo produzca más calor.

Mecanismos de control de la temperatura corporal. Ilustración: Blamb / Shutterstock.com

En el escenario opuesto, cuando la sangre que pasa por el hipotálamo está más caliente de lo normal, se activa el centro de pérdida de calor. Esta región inhibe el centro de producción de calor, lo que conduce a la vasodilatación de los capilares superficiales de la piel, aumentando el flujo sanguíneo, que a menudo puede ser suficiente para regular la temperatura. Si el cuerpo permanece caliente, una señal a través de los nervios simpáticos estimula las glándulas sudoríparas del cuerpo y provoca sudoración. El sudor tiene la función de sacar el agua del cuerpo y como este líquido es un buen conductor del calor, su evaporación hace que el cuerpo se enfríe. En otros mamíferos, como los perros, también existe la estimulación de la respiración jadeante, que expande la superficie de pérdida de calor a través de la lengua y la cavidad bucal.

Referencias:

Benzinger, TH (1969). Regulación del calor: homeostasis de la temperatura central en el hombre. Revisiones fisiológicas, 49(4), 671-759.

Hammel, HT y Pierce, JB (1968). Regulación de la temperatura corporal interna. Revisión anual de fisiología, 30(1), 641-710.

Kiyatkin, EA (2010). Homeostasis de la temperatura cerebral: fluctuaciones fisiológicas y cambios patológicos. Fronteras en biociencias: una revista y una biblioteca virtual, 15, 73.

Los animales de «sangre fría» no necesitan ser alimentados con tanta frecuencia como los animales de «sangre caliente», debido a sus propias diferencias metabólicas. Además, los animales homeotérmicos tienen algunas adaptaciones en su fisiología que facilitan el mantenimiento de su temperatura corporal.
Son ellas:

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