Toxina botulínica – Toxicología

LA toxina botulínica es una neurotoxina producida por la misma bacteria que causa la intoxicación alimentaria, la Clostridium botulinum. Aunque es una sustancia altamente tóxica que afecta al sistema nervioso provocando parálisis y muerte, la toxina botulínica ha sido utilizada durante muchos años por especialidades médicas como Oftalmología y Neurología para tratar enfermedades como estrabismo, espasticidad, distonía cervical, distonía focal y blefaroespasmo. Esta toxina también ha resultado muy eficaz en tratamientos estéticos para la corrección de arrugas dinámicas («patas de gallo», arrugas de la frente o entre las cejas).

O Clostridium botulinum es una bacteria anaeróbica grampositiva, formadora de esporas (que prolifera en ambientes pobres en oxígeno) que tiene forma de bastón. Son organismos que se encuentran comúnmente en suelos y sedimentos marinos, así como se desarrollan en alimentos enlatados o mal conservados provocando intoxicaciones. Su toxina es tan poderosa que aproximadamente un microgramo es letal para los humanos.

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La toxina botulínica actúa bloqueando la producción o liberación de acetilcolina en las sinapsis y las uniones neuromusculares. Específicamente, para hacer que los músculos se contraigan, los nervios liberan acetilcolina. Se une a los receptores de las células musculares y hace que las células musculares se contraigan. La toxina botulínica actúa entonces impidiendo la liberación de acetilcolina y, en consecuencia, previene la contracción de las células musculares.

Para afectar la liberación de acetilcolina, se inyecta toxina botulínica en el músculo. Por tanto, esta toxina es muy utilizada en el campo de la estética, ya que las arrugas dinámicas se deben a la contracción muscular. Por tanto, inyectar la toxina paralizará los músculos que forman las arrugas.

Aplicación de toxina botulínica en el rostro con fines estéticos. Foto: Olesia Bilkei / Shutterstock.com

El tratamiento consiste en inyectar cantidades muy pequeñas de toxina botulínica directamente en los músculos faciales para relajarlos, utilizando una pequeña aguja. Los efectos secundarios de las inyecciones incluyen reacciones alérgicas, erupciones cutáneas, picazón, dolor de cabeza, dolor de garganta, dificultad para tragar, dificultad para respirar, náuseas y debilidad. Los pacientes también se quejan de dolor y sensibilidad en el lugar de la inyección.

Los efectos de la toxina botulínica comienzan a notarse unos días después de la inyección. Por lo general, alcanzan su punto máximo en dos semanas y luego desaparecen gradualmente durante los próximos 2-3 meses. Cuando los efectos de la toxina desaparecen después de unos meses, es necesaria la reinyección para continuar la relajación muscular.

Es importante tener en cuenta que las inyecciones de toxina botulínica no deben usarse durante el embarazo o la lactancia. Tampoco es aconsejable para personas con determinadas afecciones neurológicas como enfermedad neuromotora o miastenia gravis.

BOTOX® es la marca más conocida para la comercialización de toxina botulínica y fue la primera en ser lanzada para uso estético. Fue aprobado en Brasil solo en 2002 para uso cosmético y ha sido utilizado desde entonces por varios centros de estética.

Referencias bibliográficas:
http://en.wikipedia.org/wiki/Toxina_botul%C3%ADnica
http://www.clinicamarcioserra.com.br/toxinabotulinica.html
http://plastica.fm.usp.br/estetica/capitulo-6.html
http://www.drauziovarella.com.br/Content/Show/2940/toxina-botulinica

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