

Implantación de un corazón de donante en un paciente receptor.
El trasplante de corazón fue desarrollado por el estadounidense Norman Shumway y el primer trasplante humano fue realizado en 1967 por Christiaan Barnard en Sudáfrica. Los trasplantes de corazón que se realizan hoy en día utilizan injertos humanos. Debido a la escasez de injertos, podemos recurrir, en caso de emergencia, a la colocación de un corazón artificial, a la espera del trasplante de un corazón orgánico.
Indicaciones
El trasplante se realiza en caso de insuficiencia cardíaca terminal, cuando otras terapias se han vuelto ineficaces: infartos mayores o repetidos que han destruido la mayor parte del músculo cardíaco, enfermedad del miocardio o válvulas cardíacas en etapa avanzada. La insuficiencia cardíaca también afecta a los pulmones: también, en caso de daño pulmonar, se puede realizar un trasplante de corazón-pulmón.
Contraindicaciones
Una evaluación previa al trasplante es fundamental porque determinadas enfermedades impiden un trasplante de corazón, como la osteoporosis grave (descalcificación ósea), el cáncer activo, la úlcera de estómago, la enfermedad pulmonar grave, la insuficiencia renal avanzada o las lesiones arteriales difusas. La edad no es una contraindicación absoluta, pero la gran mayoría de los pacientes se trasplantan antes de los 60 años.
Técnico
El problema más delicado es el de la fecha en la que es necesario intervenir: operar demasiado pronto, de hecho, conlleva innecesariamente el riesgo operativo asociado al trasplante; esperar demasiado pone al paciente en riesgo de muerte súbita o de encontrarse en una condición demasiado grave para ser operado. Esta es la razón por la que se han desarrollado muchas pruebas para evaluar mejor la gravedad de la afección del paciente y establecer el momento adecuado con la mayor precisión posible. A continuación, el paciente se inscribe en una lista de candidatos a trasplante de corazón y se beneficia de una intervención más o menos rápida según la gravedad de su enfermedad y la disponibilidad de injertos.
Un trasplante de corazón es una operación pesada, con muchas limitaciones: la muestra debe tomarse de un sujeto con muerte cerebral pero cuyo corazón funciona normalmente; por otro lado, el tiempo disponible entre la recolección y la implantación es corto (máximo 10 horas). La compatibilidad inmunológica entre donante y receptor, estudiada mediante la comparación de sus tejidos y grupos sanguíneos (en particular, los sistemas HLA, ABO y Rhesus), debe ser lo mejor posible para minimizar el riesgo de rechazo.
La intervención requiere el establecimiento de una circulación extracorpórea que asegure un suministro de sangre oxigenada al cerebro y a los principales órganos vitales. Se extrae casi todo el corazón del receptor, las paredes posteriores de las aurículas, así como los orificios de los vasos que conducen al corazón (aorta, vena cava, vasos pulmonares, etc.), sin embargo, permanecen en su lugar. A continuación, se puede instalar y volver a conectar el nuevo corazón.
Complicaciones
Las principales complicaciones de un trasplante de corazón son inmunológicas, la ocurrencia de rechazo puede requerir un trasplante urgente. Intentamos prevenirlo mediante la prescripción sistemática de inmunosupresores (derivados de la cortisona, ciclosporina y tacrolimus). [FK 506], en particular).
Pronóstico
En general, es bueno, con una supervivencia de alrededor del 80% al año y una tasa de muerte de alrededor del 5% por año a partir de entonces. En última instancia, la calidad de vida de un receptor de trasplante de corazón puede volver a la normalidad, en particular con la reanudación de una actividad física satisfactoria e incluso la participación en el deporte.
TRASPLANTE CARDÍACO CELULAR
Actualmente se están desarrollando nuevos métodos destinados a restaurar el tejido del músculo cardíaco, con el fin de sustituirlos por el trasplante cardíaco en el tratamiento de las fallas miocárdicas. De esta investigación, motivada en particular por los pocos injertos disponibles, el trasplante de células cardíacas es una de las más avanzadas y está comenzando a aplicarse en humanos. Consiste en tomar mioblastos (células del músculo esquelético) de un músculo del muslo para implantarlos en el corazón del paciente. Estas células, capaces de multiplicarse y haber conservado sus propiedades contráctiles, colonizarán las áreas destruidas del músculo cardíaco y restablecerán su capacidad normal de contracción. El uso de células madre, que se diferencian secundariamente en células miocárdicas, representa un futuro prometedor.