trasplante de médula ósea –

Repoblación de células de la médula ósea, ya sea por células de un sujeto sano (aloinjerto) o por células del propio paciente previamente congeladas (autoinjerto).

Una de las principales funciones de la médula ósea es producir, gracias a determinadas células llamadas células madre hematopoyéticas, los elementos de las diferentes líneas sanguíneas (glóbulos rojos, glóbulos blancos, plaquetas, etc.). Cualquier enfermedad de las células madre hematopoyéticas puede justificar un trasplante alogénico de médula: enfermedades genéticas de las células madre o de ciertos linajes (talasemias), leucemia (proliferación de glóbulos blancos y sus células de origen en la médula ósea y en la sangre), hipoplasia o anemia aplásica (insuficiencia o ausencia de producción de las diferentes líneas), determinadas inmunodeficiencias congénitas. Las indicaciones de los autoinjertos son más amplias: el objetivo es permitir tratamientos contra el cáncer muy tóxicos para la médula ósea transfundiendo las células madre congeladas del paciente.

¿Eres estudiante, profesor o academia?

DATE DE ALTA EN NUESTRA RED SOCIAL!, Grupos de estudio, apuntes, escribe en tu propio blog, añadir tu academia o dar clases particulares y Aprende!!!.

Abrir un perfil

Técnico

Un trasplante de médula suele estar precedido por una destrucción lo más completa posible de la médula ósea del receptor para que la enfermedad no vuelva a aparecer. Esta destrucción generalmente se logra mediante quimioterapia y radioterapia intensivas. La médula ósea se extrae del donante bajo anestesia general, mediante punción de los huesos ilíacos o del esternón. En general, se extraen de 150 a 800 mililitros de médula. Esta muestra se toma de un sujeto vivo y no tiene consecuencias posteriores sobre la salud del donante. La médula así recogida se filtra, congela y prepara para el trasplante, que se realizará posteriormente mediante simple transfusión: las células madre del donante colonizarán espontáneamente el tejido óseo del receptor. Cada vez se está aplicando con más frecuencia otra técnica para la recogida de células madre hematopoyéticas (en particular para los autoinjertos), que solo requiere una muestra de sangre. La inyección de factores de crecimiento induce inicialmente el paso de estas células desde la médula ósea a la sangre, donde luego son recolectadas por vía venosa (citaféresis). Los otros glóbulos (glóbulos rojos, plaquetas, etc.) y el plasma se reinyectan al paciente.

Aloinjerto consiste en tomar las células madre hematopoyéticas de un sujeto sano que tenga el mismo sistema de histocompatibilidad que el paciente. Es con un hermano o hermana de este último que tenemos más posibilidades (25%) de encontrar un donante compatible. En ausencia de un donante relacionado, se puede buscar un donante no emparentado.

Autoinjerto consiste en extraer las células madre en una etapa temprana de la enfermedad, donde pueden obtenerse de la sangre o la médula ósea. Congelados, se reinyectan al paciente después del tratamiento; la médula ósea se reconstituye luego en 2 o 3 semanas. Esta técnica se refiere principalmente a sujetos que padecen enfermedades malignas de los ganglios linfáticos y de la médula (mieloma múltiple, linfoma, leucemia) o tumores sólidos. A diferencia del trasplante alogénico, el autoinjerto no implica un riesgo de reacción injerto contra huésped; por tanto, se puede realizar en sujetos mayores.

Complicaciones

Son posibles tres categorías de complicaciones.

Infecciones bacterianas o micóticas. puede ocurrir. Debido a la ausencia de glóbulos blancos tras la destrucción de la médula ósea del paciente y el tratamiento con inmunosupresores, especialmente en el caso de una reacción de injerto contra huésped, aparecen especialmente después del trasplante, siendo necesario un período de 2 a 3 semanas. antes de que funcione la nueva médula. Estas graves complicaciones infecciosas se combaten poniendo sistemáticamente al paciente en antibióticos en caso de fiebre y aislándolo en una habitación estéril, con control de visitas (mascarillas, cubrezapatos, etc.). Además, la anemia y el sangrado por falta de plaquetas se combaten con transfusiones de plaquetas y glóbulos rojos.

Complicaciones inmunológicas, específicos para aloinjertos, están representados principalmente por la reacción injerto contra huésped, en la que ciertos linfocitos (tipos de glóbulos blancos) del donante atacan y destruyen las células (piel, tracto digestivo, hígado) del receptor. Esta complicación existe en aproximadamente el 50% de los aloinjertos; es más raro en personas menores de 20 años. La reacción de injerto contra huésped puede ser aguda, que ocurre dentro de los 3 meses posteriores al trasplante, o crónica, que ocurre meses después del trasplante. Se previene tomando inmunosupresores (especialmente ciclosporina) y se trata agregando otros tipos de inmunosupresores (corticosteroides).

La enfermedad inicial puede reaparecer. Sin embargo, el riesgo de recurrencia es menor que con el tratamiento convencional (quimioterapia y radioterapia). En caso de recaída, también se puede intentar un nuevo trasplante de médula ósea.

Pronóstico

Básicamente depende de la enfermedad que se esté tratando, la edad y el estado general del paciente en el momento del trasplante, así como del tipo de trasplante elegido.

La reacción injerto contra huésped

La reacción injerto contra huésped


La reacción de injerto contra huésped es característica del alotrasplante de médula ósea. Se trata de un síndrome debido a una incompatibilidad entre el injerto y el receptor: los linfocitos T del injerto, después de haber detectado antígenos diferentes a los suyos en las células del receptor, atacan a este último. La reacción puede ser aguda y aparecer de 10 a 40 días después del trasplante: erupción cutánea, picor, problemas digestivos graves (vómitos, diarrea), fiebre y, en ocasiones, daño hepático (ictericia). También hay reacciones crónicas de injerto contra huésped, que ocurren meses o incluso años después del trasplante y resultan en lesiones cutáneas duras en las palmas de las manos, plantas de los pies, tronco, glúteos y muslos, a veces asociadas con hepatitis crónica y pulmonar. esclerosis. El tratamiento incluye corticosteroides e inmunosupresores. Este síndrome puede resultar fatal a pesar de los tratamientos, ya sea por una eficacia insuficiente de estos, bien porque favorecen infecciones, en particular infecciones víricas y fúngicas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *