Trastorno psicótico – Enfermedades psicológicas

A diferencia de otras enfermedades emocionales, que pueden compararse con las experiencias humanas, psicosis o desorden psicotico no encuentra ninguna base para la analogía con ninguna experiencia personal, y no es similar ni siquiera al sueño más irreal. Este estado mental indica una pérdida de contacto con lo real. La persona que experimenta una crisis psicótica puede experimentar alucinaciones, delirios, cambios de comportamiento y pensamientos confusos. Estos síntomas van acompañados de una falta de visión crítica que lleva al individuo a no reconocer el carácter extraño de su comportamiento. Por tanto, tiene serias dificultades en las relaciones sociales y en el desempeño de las tareas cotidianas.

El grado de esta pérdida de contacto con la realidad depende de la intensidad de la psicosis. Cuando no están en crisis, los pacientes se cuidan, se preocupan por su calidad de vida, alimentan los deseos sexuales, desempeñan bien sus roles sociales, interactuando entre ellos sin problemas. La psicosis en sí comienza cuando la persona comienza a relacionarse con objetos irreales, cambiando sus actitudes, ideas y visiones del mundo como resultado de esa relación. A partir de entonces, la realidad pierde su significado para el paciente. Puede pensar con situaciones absurdas o con personas que no existen, aunque sigue viviendo en el mundo real.

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Una reacción psicótica puede ser causada por muchos factores estresantes del sistema nervioso. Las personas pueden pasar por experiencias transitorias de alucinaciones, por ejemplo, sin caracterizarse por una psicosis permanente, con consecuencias para la vida. Incluso pueden aprovechar estas experiencias como inspiración artística o como revelación divina. Así, algunos autores dicen que la psicosis debe tratarse como una continuidad del estado de conciencia. Según el DSM – Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, una guía de diagnóstico ampliamente utilizada en los EE. UU. -, la psicosis se considera un síntoma de un trastorno mental, pero no como una enfermedad en sí misma. Según este mismo Manual, la psicosis se divide en dos tipos: funcional, como la esquizofrenia y enfermedades afectivas, y orgánica, como consecuencia de demencia o intoxicaciones.

Síntomas

Los psicóticos actúan de manera extraña, adoptan posturas extrañas, se visten de manera excéntrica, tienen alucinaciones, ideas falsas y abrumadoras, confunden eventos. Casi siempre son impulsivos y están constantemente en riesgo, ya que distorsionan la realidad y actúan en base a esta percepción ilusoria; no son claramente conscientes de sí mismos y del entorno en el que se encuentran. Los pensamientos sin coherencia y sin un mínimo de organización se reflejan en el habla del paciente; La memoria también se ve seriamente comprometida, tanto en el registro, en la retención de recuerdos como en su rescate. Su orientación temporal también se ve afectada y las emociones van desde la apatía y la depresión hasta el miedo y la ira.

Esta enfermedad psíquica puede ser causada por una tendencia genética o elementos orgánicos externos provocados por factores ambientales y psicosociales, que desencadenan los síntomas descritos anteriormente. El paciente puede incluso dejar de cuidarse a sí mismo, ya sea en el ámbito de la alimentación o de la higiene. Teóricos como Freud y Lacan abordaron la psicosis en su investigación. El primero lo vincula a la neurosis, mientras que el segundo lo vincula a una forclusión, mecanismo presente en la teoría lacaniana que garantiza a la psicosis su condición esencial, la carencia, distinguiéndola así de las neurosis. Es un significante, el Nombre-del-Padre, parte integrante del campo de lo real. Para Lacan, el psicótico sufre precisamente por la falta de este elemento, un puente hacia la realidad, que pasa por la castración simbólica, una experiencia ausente en el proceso mental de este paciente; de modo que a menudo se enfrenta a la castración real.

El psicótico puede, en crisis, ser considerado un peligro para sí mismo y para los demás. Cuando él o su familia buscan atención de emergencia, los médicos deben estar atentos a cualquier signo de violencia, incluso en pacientes que parecen más racionales. Cualquier indicio de irascibilidad debe ser tomado en serio y contenido, ya sea reduciendo los estímulos externos, reduciendo los cambios en el equipo de atención, mediante una actitud tranquila y sosegada del médico, o incluso mediante una demostración de fuerza, cuando el paciente debe acudir a la emergencia. guardias de seguridad de la habitación, también para que pueda organizar mejor sus pensamientos y recuperar el control de sus emociones. La medicación debe evitarse en la valoración del psicótico, ya que complica esta investigación médica, a menos que el comportamiento del paciente se vuelva tan agitado y violento que imposibilite la continuación del examen y requiera sedación.

Fuentes:
http://www.psiquiatriageral.com.br/emergencia/urgencia.htm
http://www.psicosite.com.br/tra/psi/psicose.htm
https://web.archive.org/web/20090330160030/http://www2.fcsh.unl.pt:80/edtl/verbetes/F/forclusao.htm

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