Úlcera –

Lo llamamos úlcera cualquier lesión (superficial) en el tejido mucoso o cutáneo.

Las lesiones más frecuentes son las que se producen en el duodeno (úlcera duodenal), en el estómago (úlcera gástrica) o en el esófago (úlcera esofágica).

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Las causas de la úlcera son variadas, como por ejemplo:

La úlcera duodenal ocurre cuando la lesión está en el duodeno, que se encuentra en la primera parte del intestino delgado. Es el más común entre la población.

Las úlceras gástricas se pueden clasificar en tres tipos: I, II y III. Lo que varía entre estos tres tipos de úlcera gástrica es la ubicación de la lesión. El más preocupante, y que merece una atención especial, es el tipo I, porque por su ubicación, existe una mayor posibilidad de ser un cáncer.

Los síntomas son dolor y ardor en la parte superior del estómago, especialmente en los intervalos más largos entre comidas (por la noche). Otros síntomas menos frecuentes son: náuseas, vómitos y sensación de pesadez o hinchazón en el estómago después de las comidas. La acidez de estómago puede estar asociada en algunos casos.

Para el alivio del dolor, está indicado el consumo de leche, antiácidos y alimentos ligeros. Es importante resaltar que los antiácidos solo alivian el dolor, pero no ayudan en la curación de la lesión.

Se deben evitar el café y el alcohol, ya que estimulan la producción de ácido gástrico.

Cuando no hay dolor, existe el riesgo de úlceras hemorrágicas, que solo se notarán cuando se produzcan heces negras, vómitos con sangre viva u oscura. La hemorragia es una de las complicaciones más graves causadas por la úlcera.

El diagnóstico se realiza mediante un examen llamado endoscopia digestiva. La endoscopia gástrica consiste en la introducción de tubos flexibles por vía oral, que permiten la exploración y visualización de mucosas y posibles lesiones. Incluso con el uso de este equipo, es posible realizar una biopsia (extracción de un fragmento de la úlcera), realizar un examen complementario (microscópico), para descartar la posibilidad de que se trate de un cáncer.

El tratamiento se realiza con fármacos que disminuyen la secreción de ácido gástrico, entre otras posibilidades. En casos de infección por la bacteria Helicobacter pylori, se administran antibióticos. La cirugía solo está indicada en casos extremos.

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