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LA violencia urbana se caracteriza por la desobediencia a la ley, el vandalismo de los bienes públicos y los ataques a la vida en las ciudades.
Este tipo de violencia tiene su origen en la precariedad de la infraestructura, la exclusión socioeconómica, el desempleo o las ofertas laborales de baja calidad.
Causas de la violencia urbana
Cada área urbana tiene su especificidad histórica y geográfica.
Sin embargo, podemos destacar algunos puntos en común que favorecen el aumento de la violencia, como la desigualdad social, la invisibilidad, el narcotráfico y las diferencias entre la periferia y el centro.
¿Pobreza o desigualdad social?
Existe una confusión ideológica que resalta la pobreza como la principal causa de la violencia urbana. Si eso fuera correcto, ciudades como São Paulo y Río de Janeiro tendrían menores niveles de violencia que Maceió (AL) o Natal (RN).
Lo que genera la violencia urbana es la desigualdad social a la que están sometidos los ciudadanos urbanos en los países subdesarrollados.
Combinado con la deficiente infraestructura de las instalaciones públicas, los altos niveles de violencia reflejan la falta de garantía de derechos.
Invisibilidad
Otro hecho que contribuye a los altos niveles de violencia es la invisibilidad de los habitantes de las ciudades. A diferencia del área rural, las personas en un área urbana están físicamente cerca, pero distantes en términos de relaciones sociales.
En las zonas urbanas hay poco espacio para la solidaridad y la creación de vínculos entre los individuos y, por tanto, el sentimiento de invisibilidad es más pronunciado.
Esto genera una sensación de rebelión que a menudo se exterioriza a través de la violencia contra otras personas y bienes públicos y privados.
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Periferia x Centro
En las grandes ciudades, existe una distinción palpable entre los distintos barrios que la componen.
Llama la atención la diferencia entre los distritos centrales, que están mejor equipados, con opciones de ocio y trabajo, y los de la periferia, ya que no cuentan con la misma infraestructura.
De esta forma, los habitantes de determinadas zonas quedan estigmatizados, dificultando su inserción social.
Tráfico de drogas
La compra y venta de estupefacientes aumenta las tasas de violencia en las ciudades de todo el planeta.
Los narcotraficantes dividen la ciudad según sus intereses y las autoridades suelen ser cómplices de estos delincuentes.
Para asegurar el territorio, los narcotraficantes suelen recurrir a asesinatos, amenazas físicas y toques de queda, entre otras prácticas ilegales.
Violencia urbana en Brasil
La violencia urbana en Brasil proviene de la desigualdad social y económica.
Si tomamos los homicidios solo como ejemplo, la violencia urbana en Brasil afecta principalmente a personas negras y jóvenes.
Origen de la violencia urbana en Brasil
Heredera de un modelo esclavista y autoritario, la sociedad brasileña se formó a través de la desigualdad racial y económica.
Incluso con la abolición de la esclavitud, los negros esclavizados no tuvieron la oportunidad de calificar y continuaron ejerciendo las funciones más pesadas y mal pagadas. Los gobiernos republicanos solo han aumentado esta segregación entre clases y razas.
Las sucesivas crisis económicas, las marcadas diferencias de clases y la falta de inversión en infraestructura básica son algunos de los factores que derivan en los altos índices de violencia en las ciudades brasileñas.
Desde la década de 1980, ha habido un aumento de la delincuencia en las áreas urbanas de Brasil como resultado del crecimiento desordenado de las ciudades.
Hubo un aumento de los delitos contra la propiedad, robos, extorsión mediante secuestro, homicidios intencionales (cuando el autor pretendía matar), narcotráfico y mejoramiento del crimen organizado.
Para empeorar las cosas, los delincuentes actúan incluso cuando están en prisión, ya que el sistema penitenciario en Brasil no cumple su función de resocialización.
Violencia doméstica en Brasil
La violencia doméstica es la realidad de seis de cada diez mujeres en Brasil, según datos de 2017 del Instituto Avon.
La principal causa de este tipo de violencia es el machismo, en la evaluación del 46% de los brasileños, según estudios del Centro de Estudios de la Violencia de la USP (Universidad de São Paulo).
La ilusión de que la violencia es un problema doméstico y que estos deben resolverse en la vida privada es uno de los motivos que impiden la acusación de agresores.
La dependencia económica de la mujer de su marido también limita el papel de la Justicia a quienes atacan.
En Brasil, la lucha contra la violencia doméstica tomó una nueva forma con la aprobación de la Ley Maria da Penha (Ley 11.340 del 7 de agosto de 2006). Esto permitió que las mujeres obtuvieran más protección y que los delitos fueran castigados con mayor rigor.
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