O período del terror (1792-1794), durante la Revolución Francesa, estuvo marcado por persecuciones religiosas y políticas, guerras civiles y ejecuciones en guillotina.
En ese momento, Francia estaba dirigida por los jacobinos, considerado el más radical de los revolucionarios y, por lo tanto, este período también se conoce como «Terror jacobino».
Características del terror
En 1793, Francia había introducido el régimen republicano y estaba amenazada por países como Inglaterra, el Imperio Ruso y el Imperio Austro-Húngaro.
Internamente, las distintas corrientes políticas, como los girondinos, jacobinos e inmigrantes nobles, lucharon por el poder.
Así, la Convención, que regía al país, adopta medidas de excepción y suspende la Constitución de la Primera República y entrega el gobierno al Comité de Salvación Pública.
En este comité se encuentran los miembros más radicales, llamados jacobinos, que tienen la Ley de Sospechosos aprobada el 17 de septiembre de 1793, que debía estar vigente por diez meses.
Esta ley permitía detener a cualquier ciudadano, hombre o mujer, sospechoso de conspirar contra la Revolución Francesa.
El período del Terror hizo víctimas de todas las condiciones sociales y los más famosos guillotinados fueron el rey Luis XVI y su esposa, la reina María Antonieta, ambos en 1793.
El símbolo de esta época, sin duda, fue la guillotina. Esta máquina fue recuperada por el doctor Joseph Guillotin (1738-1814), quien lo consideró un método menos cruel que la horca o la decapitación. Durante el período del Terror, este instrumento registró más de 15.000 muertes.
Guerra de Vendée
La Guerra de la Vendée (1793-1796) o las Guerras Occidentales fue un movimiento campesino contrarrevolucionario.
En la región francesa de Vendée, los campesinos estaban descontentos con el curso de la Revolución y la institución de la República. Los republicanos los llamaban «blancos» y, por su parte, estos eran los «blues».
Los campesinos se sintieron olvidados por la República que les había prometido igualdad, pero los impuestos siguieron subiendo. Asimismo, cuando a los sacerdotes que no habían jurado la Constitución se les prohibió celebrar misa, hubo un gran descontento.
Así, la población se levanta en armas bajo el lema «Por Dios y por el Rey». Por lo tanto, el movimiento es visto como una gran amenaza por parte del gobierno central y la represión fue violenta.
El conflicto entre blancos y azules duró tres años y se estima que murieron 200.000 personas. Una vez que el ejército rebelde fue derrotado, los republicanos procedieron a destruir pueblos y campos, incendiar bosques y matar ganado.
El objetivo era dar un castigo ejemplar para que las ideas contrarrevolucionarias no se extendieran por Francia.