Desprendimiento de placenta: causas, diagnóstico, tratamiento

O desprendimiento de placenta (PPD) es una patología obstétrica en la que se produce una separación prematura de la placenta de su lecho de implantación, que suele ocurrir antes de las veinte semanas de gestación.

Las causas de esta patología aún no se han dilucidado por completo. Sin embargo, dividimos didácticamente las causas de la depresión posparto en traumáticas (o mecánicas) y no traumáticas.

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Las etiologías traumáticas son responsables de aproximadamente el 1% de los desplazamientos placentarios prematuros y se pueden dividir en externas e internas. Entre los primeros, los accidentes de tráfico y domésticos son los mayores culpables. En cuanto a los internos, destacan el cordón umbilical corto, el rápido flujo de polihidramnios, los movimientos fetales exacerbados, la retracción uterina tras el nacimiento del primer gemelo, la hipertonía uterina, entre otros.

En cuanto a las etiologías no traumáticas, el aspecto etiológico más importante son los llamados factores predisponentes, como estados hipertensivos asociados a vasculopatías antiguas (responsables de alrededor del 75% de los casos), nivel socioeconómico, multiparidad, edad materna avanzada, pasado mal obstétrico, caso de PPD en un embarazo anterior, restricción del crecimiento intrauterino, cesárea previa, entre otros.

El diagnóstico de esta patología es exclusivamente clínico, basado en el cuadro clínico. Suele caracterizarse por un dolor repentino e intenso que suele localizarse en el fondo del útero, con la consiguiente pérdida de sangre en aproximadamente el 80% de los casos. Durante la exploración física, la paciente prefiere el decúbito lateral homónimo a la implantación placentaria. El paciente puede presentar signos de un estado hipovolémico, con presión arterial en niveles normales, debido a las alteraciones presentes.

En cuanto a la hemorragia, es importante destacar que la lesión primaria es vascular, afectando las arteriolas espirales de la decidua, provocando rotura u oclusión de los vasos, con la consecuente formación de áreas hemorrágicas en el interior de la placenta. Esta hemorragia, a su vez, puede volverse más profusa, lo que resulta en un desplazamiento prematuro de la placenta.

La hipertonía aparece como un mecanismo reflejo. Hay colapso de las venas, con una importante reducción del flujo; sin embargo, la arterial, con mayor presión, apenas cambia. Hay un aumento de la presión intrauterina, estasis sanguínea y rotura de los vasos uteroplacentarios, lo que lleva a un aumento y empeoramiento de la región de desplazamiento.

La concepción del coágulo retroplacentario y los cambios vasculares culminan en el aumento progresivo de la altura uterina.

El pronóstico de los conceptos que sobreviven a la DPP no es bueno, especialmente por prematurez y anoxia, que a menudo presentan secuelas. En cuanto al pronóstico materno, este es reservado, ya que puede haber lesiones en múltiples órganos, como consecuencia del choque hipovolémico y la instalación de coagulopatías.

La coagulopatía puede ser consecuencia de un hiperconsumo local, en la composición de un gran coágulo retroplacentario, que mata el fibrinógeno y otros factores de coagulación en el cuerpo. Otro mecanismo desencadenante de la coagulopatía es el paso de la trombloplastina a la circulación materna, lo que conduce a la coagulación intravascular diseminada (CID).

Para el diagnóstico se puede utilizar la ecografía, capaz de mostrar una imagen retroplacentaria heterogénea, irregular y con regiones líquidas. La resonancia magnética es otro examen de imágenes que se puede utilizar.

En cuanto al tratamiento, un protocolo de revisión recomienda las siguientes medidas: parto rápido, transfusión sanguínea adecuada, analgesia adecuada, seguimiento de la condición materna y evaluación de la condición fetal.

La terapia profiláctica destaca la importancia de la planificación familiar y la atención prenatal adecuada.

La terapia curativa abarca el tratamiento clínico y obstétrico. Es sumamente importante mantener el volumen sanguíneo, generalmente mediante transfusiones de glóbulos concentrados, con una alta tasa de factores de coagulación.

Hoy en día, el tratamiento obstétrico se establece de acuerdo con la vitalidad y viabilidad del conceptus. Cuando se trata de un concepto vivo y viable (especialmente por encima de las 26 semanas de gestación), la resolución inmediata del caso es imperativa. Cuando el feto está muerto o no es viable, se recomienda esperar al parto normal durante aproximadamente 4 a 6 horas. La amniotomía se realiza de forma inmediata, administración de derivados de meperidina y oxitócicos en determinados casos.

La cesárea del feto muerto debe realizarse cuando cesa la evolución del parto, con hemorragia pronunciada e instalación de coagulopatías.

Fuentes:
http://pt.wikipedia.org/wiki/Placenta_Premature Detachment
http://www.medsara.hpg.ig.com.br/DPP.htm
http://www.medcenter.com.br/Medscape/content.aspx?bpid=121&id=1197
http://www.projetodiretrizes.org.br/projeto_diretrizes/037.pdf
http://boasaude.uol.com.br/realce/showdoc.cfm?libdocid=15825&ReturnCatID=1806

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