Argumentum ad Hominem – Filosofía

O Argumentum ad hominem (literalmente, argumento contra el hombre) es una especie de falacia de relevancia, un subconjunto de lo que se conoce en el campo de la lógica como falacias no formales. En este modelo de falacia es necesaria la participación de una o más personas en un debate y ocurre cuando un polemista ataca directamente a la persona de su oponente y no a su argumento, con el fin de invalidarlo. Puede aparecer de tres formas: ad hominem ofensiva, ad hominem circunstancial y tu quoque (“Tú también” en latín).

En el caso ofensivo, el polemista, en lugar de refutar la verdad del argumento del oponente, ataca directamente el carácter personal del oponente. Así, se puede encontrar el siguiente argumento:

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El señor. Néstor está, en este mismo momento, siendo acusado y juzgado por blanqueo de capitales. Es obvio que no podemos tener en cuenta lo que dice una persona tan deshonesta.

En este caso, la posible deshonestidad del oponente es irrelevante para la veracidad de su declaración, dado que, incluso si la acusación contraria es cierta, esto no implica que el Sr. Nestor solo dice mentiras.

El caso circunstancial es más indirecto, señalando, como sugiere el nombre, circunstancias que involucran la vida privada del oponente.

Es evidente que la motivación de Júlio para combatir el consumo de hortalizas de fincas que utilizan pesticidas en sus plantaciones es su interés en incrementar las ventas de sus hortalizas orgánicas. Por tanto, no debemos aceptar su argumento sobre este tema.

El argumento anterior quiere invalidar la posición del oponente atacando su tipo particular de operaciones. Sin embargo, el tipo de trabajo que hizo Julius no es relevante para la verdad lógica de su argumento. Julio puede basarse en una investigación científica que muestra cómo los pesticidas son dañinos para la salud humana. Este tipo de argumento a veces se denomina «envenenamiento del pozo».

En el tercer y último caso, el ataque falaz se comete en un intento de hacer que el oponente sea considerado un hipócrita. Así, en un debate político se acusa a un candidato de actuar en contra de su conclusión, de la siguiente manera:

El candidato ahora afirma que, por el bien de la gente, se deberían reducir los impuestos a los alimentos. Sin embargo, el público debe saber que en su última legislatura el candidato votó a favor de subir estos mismos impuestos. Por tanto, debemos concluir que el candidato miente descaradamente.

Tan común como es el cargo anterior y, de hecho, este argumento pone en duda la confianza del candidato, este argumento no es lógicamente válido para invalidar la veracidad de su afirmación.

O Argumentum ad hominem es una falacia porque no es un argumento lógico, sino que apela a cuestiones psicológicas. No afecta la verdad de las conclusiones, sino su confianza. Sin embargo, la verdad y la confianza están íntimamente conectadas. Por lo tanto, quienes hacen uso de esta falacia suelen tener éxito, ya que apelan a las emociones del espectador.

Sin embargo, hay casos en los que Argumentum ad hominem no cae en una falacia. Esto es en ausencia de un segundo debatidor, por lo que los ataques que hace un argumentador pueden ser relevantes para la conclusión. Entonces, para emitir un juicio sobre una persona, se puede aludir al hecho de que ataca a niños o es un terrorista, por ejemplo. Aquí, la intención no es invalidar un argumento sino demostrar la calidad de la persona. En ese caso, ella es mala.

Bibliografía:

COPI, Irving M. Introducción a la lógica. Traducción de Álvaro Cabral. São Paulo: Mestre Jou, 1974.

HURLEY, Patrick J. Una breve introducción a la lógica. California: Wadsworth / Thomson Learning, 2000.

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