Cangaço – Historia de Brasil

El término yugo deriva de la palabra yugo, un objeto utilizado para tratar con bueyes en el campo. El yugo era una madera que pasaba alrededor del cuello del buey y lo sujetaba al arnés. Los cangaceiros vivían de manera errante y traían consigo todo lo que tenían.

Cangaço se manifestó en la sociedad brasileña como una forma de protesta contra las injusticias sociales observadas en las regiones más remotas del país. El noreste perdió su prestigio nacional durante la colonia cuando la capital se trasladó al sureste en la ciudad de Río de Janeiro. Poco o nada cambió durante el Imperio, lo que provocó un gran descontento en la población local del Nordeste, especialmente ante el poder de los grandes terratenientes que se apropiaron de las mejores tierras, dejando que la población sea su empleada o se quede con tierras improductivas.

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Cangaceiros de la banda de Virgulino Lampião (centro). Foto: Benjamin Abrahão Botto.

Según el historiador Eric Hobsbawm, «el bandidaje es una forma muy primitiva de protesta social organizada”. El movimiento sertanejo cangaço debe leerse como una manifestación del bandolerismo nacional frente a las injusticias sociales que vive la población pobre del Nordeste.

El primer cangaceiro reconocido como tal fue José Gomes, alias Cabeleira, quien aterrorizó a la región de Recife en los últimos años del siglo XVIII. El movimiento fue tomando forma, pero a partir de fines del siglo XIX, cuando en una gran crisis en la región noreste la población se alejó de los líderes, crecieron las figuras llamadas “cangaceiros”.

Aparece el primer grupo de cangaceiros con Jesuíno Alves de Melo Calado, también conocido como Jesuíno Brilhante, también de finales del siglo XVIII.

La situación de la tenencia de la tierra generó intensas disputas sociales y esto se manifestó a través de los cangaceiros que se dividieron en al menos tres tipos:

El primer tipo eran los mercenarios que trabajaban para los terratenientes, terratenientes, más interesados ​​en combatir fuertemente a los “bandidos” cangaceiros. Los primeros formaron una especie de milicia y no fueron tan reprimidos como los tradicionales cangaceiros, por estar apoyados por hombres poderosos.

El segundo tipo, también de manera mercenaria, tenía a los políticos como jefes, lo que también les garantizaba protección a través del trabajo realizado. Las disputas se resolvieron entre milicias y en la punta de la pescadería.

El tercer tipo fue el que se hizo más conocido en la literatura, especialmente en la figura de Virgulino Lampião. Eran los bandidos reprimidos y enemigos públicos. Sin embargo, estos vivieron su propia suerte, ya que no contaron con el apoyo de poderosos “padrinos” que pudieran ayudarlos en sus dificultades. Todo lo que poseían, lo llevaban consigo por los caminos del sertão y tomaban de la naturaleza todo lo que necesitaban.

Cangaço duró hasta la década de 1930, y solo terminó después de una amplia campaña instituida por Getúlio Vargas. Hasta ese momento, el cangaço lo mantenían los propios terratenientes, pues se beneficiaban de movimientos y grupos que preferían la asociación y la protección y para ello realizaban servicios como la recaudación de impuestos, o acciones violentas para garantizar el voto. Con Vargas, los cangaceiros pasaron a ser considerados un desorden de la paz nacional y, por tanto, enemigos públicos declarados.

Bibliografía.

ARAÚJO, Bernardo Goytacazes. Inestabilidad política en la Primera República Brasileña. Juiz de Fora: ibérico. 2009.

FAUSTO, Boris. Historia de Brasil. São Paulo: Editorial de la Universidad de São Paulo. 1995.

JASMIN, Elise, Cangaceiros. Tercer Nombre Ed., São Paulo, 2006.

LINHARES, Maria Yedda (ORG.). Historia general de Brasil. Río de Janeiro: Elsevier, 2000.

NONATO, Raimundo, Jesuíno Brilhante, el cangaceiro romántico. Mossoró: Fondo. Vingt-un Pink, 2000.

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