Coevolución: conceptos y ejemplos

Coevolución es el nombre que se le da al proceso por el cual dos o más especies evolucionan simultáneamente en respuesta a las presiones selectivas ejercidas por la otra. Este proceso puede explicar por qué algunas especies están coadaptadas, es decir, mutuamente adaptadas, como ocurre en los insectos polinizadores y las flores. Las coadaptaciones pueden surgir a través de procesos distintos de la coevolución. Dos cepas pueden evolucionar de forma independiente y preadaptarse antes de que establezcan una relación. Por tanto, las coadaptaciones por sí solas no son suficientes para asegurar que ha habido coevolución. Para asegurar que este proceso se llevó a cabo, sería necesario demostrar que los ancestros de las formas coadaptadas evolucionaron juntos, lo cual es bastante complejo de hacer en la práctica. Otra evidencia que puede ayudar a respaldar la ocurrencia de coevolución puede provenir de comparaciones con especies relacionadas.

La coevolución de dos taxones puede resultar en cofilogenias, que son filogenias que tienen prácticamente el mismo patrón de ramificación. Pero es importante enfatizar: no toda la cofilogenia puede explicarse por coevolución y la coevolución no siempre resulta en cofilogenias. La congruencia en las filogenias de dos taxones puede ocurrir por evolución secuencial, cuando los cambios en un taxón conducen a cambios en el otro, pero sin el recíproco, o incluso sin que los taxones interactúen entre sí, por especiación alopátrica, por ejemplo. Además, hay casos en los que la coevolución no da como resultado la formación de grupos filogenéticos. Un ejemplo es lo que parece haber pasado con las mariposas y las plantas. Cada familia de mariposas se alimenta de una gama restringida de plantas, que en general no tienen una relación filogenética estrecha, pero producen el mismo tipo de defensa química. La explicación probable es que estos insectos pueden haber desarrollado mecanismos para desintoxicar los compuestos producidos por cierto tipo de planta, lo que abrió oportunidades para explorar otras plantas químicamente similares.

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Foto: Lisaveta / Shutterstock.com

Aún pensando en la relación insecto-planta, las adaptaciones que existen entre los insectos polinizadores y las flores son probablemente el resultado de la coevolución. Una flor puede albergar su néctar en un lugar que restrinja su acceso a insectos de lengua larga. Los insectos que tienen adaptaciones especializadas a un cierto tipo de flor probablemente buscarán solo flores del mismo tipo. Esto es beneficioso tanto para la planta, porque favorece la dispersión de su polen a otras flores de la misma especie, como a los insectos, que sufren poca competencia. La selección natural puede entonces favorecer flores que almacenan su néctar en lugares cada vez más profundos e insectos con lenguas cada vez más largas.

Pero la coevolución no siempre promueve el beneficio mutuo. En otros casos, este proceso es antagónico, es decir, mientras una parte se beneficia, la otra sufre algún daño. Cuando los parásitos y los hospedadores, los competidores ecológicos o los depredadores y las presas evolucionan entre sí, si uno de los opuestos no desarrolla alguna adaptación en respuesta a su antagonista, puede extinguirse. Así, la coevolución antagónica puede llevar a la extinción de una de las partes oa un equilibrio que puede ser estático (las especies alcanzan un conjunto de condiciones óptimas y permanecen ahí) o dinámico, conocido como la «Reina Roja». En el modo Reina Roja, la selección natural actúa de forma continua y alterna en cada especie, en sucesivas respuestas a las adaptaciones desarrolladas por las especies antagónicas, dando lugar a una especie de carrera armamentista en la que las especies desarrollan adaptaciones cada vez más poderosas.

Referencias:

Ridley, Mark. Evolución. 3ª Edición. Porto Alegre: Artmed. 2006.

Archivado en: Ecología, Evolución

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