Conocimiento y justificación – Filosofía

Los estudios en epistemología consisten en una serie de investigaciones dirigidas a lo que sabemos. Tanto la forma como los medios por los que adquirimos conocimiento como los límites y conceptos fundamentales que estructuran nuestro conocimiento, como ‘verdad’, ‘creencia’ y otros términos técnicos.

La definición de conocimiento se originó en los diálogos de Platón Theaetetus y Meno, a partir de los cuales se acordó definir que los conocimientos son creencias verdaderas para las que se ofrece una explicación o fundamento. Lo que se conoce no puede provenir de creencias falsas, porque lo que nos parece falso está cuestionado y ya hemos descartado la posibilidad de conocerlo. A lo largo de los años, esta definición ha sido concretada y criticada, siendo la pregunta planteada por Edmund Gettier la más relevante.

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Y una fuerte convicción no es suficiente para que algo se considere conocimiento. Supongamos que alguien se despierta con la fuerte intuición de que el día será lluvioso. Incluso sin ningún indicio de que esto pueda suceder, por ejemplo, la presencia de nubes el día anterior, cambios de temperatura, etc., imaginemos que realmente llueve. Es cierto que no diríamos que él o ella sabía o era consciente de que el tiempo del día sería lluvioso. Diríamos que lo hizo bien por casualidad. Situaciones similares a ésta demuestran la relevancia de justificación.

Todavía podríamos preguntarnos: ¿por qué es importante la justificación si uno ya está en posesión de creencias verdaderas? Respecto a lo que sabemos a través de los sentidos, no nos daríamos cuenta de la dificultad, pues a pesar del error, normalmente podemos detectar y corregir las fallas, pero al pensar en creencias sobre la moral, la belleza o la política, estaríamos tan seguros de que son creencias ¿cierto? Asumir que estas cuestiones se agotan en lo que pensamos o sentimos es ya asumir un subjetivismo o escepticismo generalizado. Por otro lado, si individualmente no podemos encontrar evidencia o argumento a favor de una de nuestras creencias, ¿significa eso que no hay justificación para ellas? También podemos abordar cuestiones religiosas y científicas con cuestiones similares; por ejemplo, si alguien no puede explicar su fe en Dios o si no aceptamos la explicación, ¿podríamos, sobre la base de esta dificultad, inferir que Dios no existe? Para todas estas situaciones y otras similares, lo que llamamos justificación es esta cualidad, cualquiera que sea, que distingue las creencias verdaderas del conocimiento.

Investigar los fundamentos de nuestras creencias implica proponer modelos teóricos que describan cómo funcionan o se relacionan. Podemos considerar que existen dos explicaciones básicas de cómo se estructuran nuestras creencias. La primera sería lineal, ya que considera que existe una jerarquía entre creencias, por lo que las más generales justifican creencias particulares. La dificultad de esta opción es hacer aceptable la existencia de creencias autojustificativas, ya que no habría otra forma de interrumpir la serie de explicaciones. La segunda opción, más común hoy en día, se llama coherentismo, porque la justificación que una creencia recibe de la otra se especifica en términos del apoyo mutuo que las creencias mantienen entre sí, dando como resultado un conjunto coherente de creencias. Esta estructura sería circular ya que sería inevitable recurrir a creencias de apoyo que también están justificadas por otras creencias. La dificultad con este tipo de estructura es hacer aceptable una especie de reciprocidad entre creencias que no sea simplemente viciosa.

Referencias bibliográficas:

AUDI, Robert. Epistemología: una introducción contemporánea a la teoría del conocimiento. 3ª ed. Nueva York: Routledge, 2011. (Routledge Contemporary Introductions to Philosophy)

PRITCHARD, Duncan. ¿Qué es esta cosa llamada Conocimiento ?, 3ª ed. Nueva York: Routledge, 2013.

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