Written by El 21 de abril de 1960, bajo la presidencia de Juscelino Kubitschek (JK), se inauguró Brasilia. Con el Plan Urbano de Lucio Costa – el Plano Piloto – y teniendo a Oscar Niemeyer como jefe de la división de arquitectura, la realización de Brasilia puso en práctica innovaciones en el campo del urbanismo y la arquitectura. Río de Janeiro, un gran y concurrido centro urbano, dejó de ser la sede del gobierno federal, que fue trasladado a la Meseta Central en el llamado “Rectángulo Cruls” en referencia al ingeniero Luiz Cruls, encargado de demarcar la zona durante la Comisión Exploratoria del Altiplano Central (1892-1893) aún bajo el gobierno de Floriano Peixoto (1891-1894).
Como indica la fecha de la expedición, el proyecto de traspaso de la capital fue mucho antes de la inauguración. Cuando Floriano Peixoto organizó este mapeo de la región, dio los primeros pasos para cumplir con la “meta de cambio” presente en la constitución de 1891, la primera del período republicano. La carta de 1946 también mantiene el cambio de capital como un proyecto, pero esta idea no se implementó ya que no parecía sensato trasladar la capital de la república al Medio Oeste, una región aún desconocida para la mayoría de los brasileños. Solo en el gobierno de JK este proyecto salió del papel y se convirtió en una realidad.
JK tenía como lema de campaña “50 años en 5”, es decir, Brasil alcanzaría en 5 años, un crecimiento correspondiente al período de 50 años. Este lema personifica su principal objetivo de acelerar el desarrollo nacional. El “lenguaje del desarrollo” estaría expresado en su Plan de Metas, documento esencialmente económico que tenía como algunos de sus objetivos la integración nacional a través de la Construcción de Brasilia y carreteras que unen las ciudades cercanas a la capital más reciente. Así, se propusieron 2 resultados:
- Aceleración del desarrollo nacional mediante la promoción de la internalización;
- Promoción de la industrialización impulsada por el crecimiento del mercado interno.
La construcción de Brasilia fue un proyecto que solo se incorporó al Plan de Metas durante la campaña presidencial, pero rápidamente se convirtió en una prioridad para Juscelino, quien lo colocó en un lugar destacado. La construcción de la nueva capital sería la “gran meta de la integración nacional”, la “meta síntesis” de su administración. El objetivo era romper con la vieja concepción de la “vocación esencialmente agrícola de Brasil”, poniendo en práctica un programa de desarrollo industrial de tipo capitalista. El gobierno de JK fue conocido como los “años dorados” y el Plano de Metas como la “revolución industrial brasileña”, resultado de los éxitos obtenidos con su planificación nacional-desarrollista.
Explanada de Ministerios, en construcción. Foto: Archivo Público del Distrito Federal [CC-BY-SA 3.0] / vía Wikimedia Commons
Algunos sectores de izquierda denunciaron que la construcción de Brasilia fue una medida del gobierno para cambiar el enfoque de la opinión pública que debatía la reforma agraria. De hecho, el gobierno trató de evitar conflictos con la oligarquía terrateniente al no promover la reforma agraria o la legislación sobre fronteras agrícolas que se estaban abriendo con la construcción de Brasilia y el cruce de carreteras.
Brasilia se convirtió entonces en un controvertido monumento de la memoria política brasileña, ya que el símbolo de la modernización y la integración nacional trajo como consecuencia un aumento de la desigualdad regional y también favoreció la formación de nuevos latifundios, ya que los ocupantes ilegales, campesinos e indígenas representaron el lado más débil. la lucha por la tierra en Brasil. Y si antes la población estaba cerca del centro de las decisiones políticas, facilitando la manifestación de descontentos, ahora el poder se había trasladado al interior del país.
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Bibliografía:
Revista Nossa História. Editorial Vera Cruz. Año 2 / n ° 23 – Septiembre 2005
