Los caballos tienen una evolución bien caracterizada, debido al conocimiento de innumerables fósiles encontrados. El antepasado más antiguo del caballo, apareció hace 50 millones de años (Eohippus), era un animal de unos 35 cm de altura, tenía el lomo arqueado y su cuerpo tenía la siguiente composición: ½ posterior y 1/3 anterior. Eohippus se distribuyó en los estados estadounidenses de Wyoming, Nuevo México y Utah. Su apoyo estaba en 4 dedos.
Foto: Jill Lang / Shutterstock.com
10 millones de años después aparece el Epihippus, con mayor altura y apoyo en 3 dedos. Hace 32 millones de años apareció el Mesohippus, con una altura media de 60 cm y ausencia del cuarto dedo. Estos antepasados evolucionaron hasta finales del Pleistoceno, siendo exclusivos de Europa y Asia. Solo quedan 4 razas básicas de caballos, que son las precursoras de todas las razas actuales:
- Equus caballus orientalis – Tarpan;
- Equus caballus przewalski – caballos de estepa o mongoles;
- Equus caballus robustus – caballo occidental;
- Equus caballus agilus – caballo oriental de sangre caliente.
Para la criar caballos, debemos cubrir algunas necesidades básicas de la especie:
– Instalaciones: dependerá del sistema de cría adoptado (intensivo o extensivo), incluso durante la fase de entrenamiento o preparación para subastas y exposiciones, debemos complementar los animales (los animales de pastoreo tardan entre 12 y 18 horas en consumir la cantidad necesaria de alimento). Las vallas deben ser de 2 a 3 alambres y altura de 1,35 – 1,70 m, con esquinas redondeadas para evitar traumatismos a los animales.
– Clima (fresco y seco), suelo (seco y bien drenado), topografía (ondulada), presencia de bebederos y comederos.