Eficiencia y efectividad en la administración

Ciertamente, cuando logramos alcanzar los resultados o metas a lo que nos dedicamos desde hace algún tiempo, nos sentimos satisfechos con el trabajo realizado. Pero cuando analizamos los logros en retrospectiva, recapitulando las fases y procedimientos que nos llevaron al objetivo, es posible que nos encontremos con puntos de incertidumbre en cuanto al correcto uso de los recursos o el pleno cumplimiento de los requisitos que dieron forma a nuestros propósitos.

En este sentido, surge la importancia de dos conceptos que, aunque diferentes en sus significados e implicaciones, juegan un papel decisivo durante el avance de nuestros proyectos, proporcionando la generación de los parámetros necesarios para aclararnos si el trabajo se está realizando en de la mejor manera posible o si los avances se están llevando a cabo de acuerdo con el plan.

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En términos de eficiencia – la expresión de las prácticas de producción correspondientes al grado más alto de desempeño esperado, relacionado con la combinación apropiada de medios destinados a lograr el propósito comercial – y eficiencia – respuesta o conclusión satisfactoria provocada por la puntualidad en el cumplimiento de los requisitos establecidos para el pleno cumplimiento de una o más necesidades -, el dúo aquí referido, existe un acuerdo implícito que recomienda consistencia en el uso de los recursos disponibles buscando la mejor relación entre costo y beneficio, así como el uso de los expedientes más adecuados para trasponer cada una de las etapas que parten de la planificación al objetivo final.

Actualmente, la estructura vital de la mayoría de las empresas está compuesta por unidades coordinadas bien definidas y organizadas de acuerdo a una sucesión de actividades interdependientes que ocurren de acuerdo a la visibilidad y compartición de objetivos, un aspecto típico de la orientación a procesos, donde la rapidez en la entrega de cada una de las las partes complementarias indispensables para la composición de un bien o servicio tiene como principal desafío no solo conciliar plazos, recursos y expectativas con un enfoque en la calidad del producto, sino reprimir los gastos más allá de lo previsto o cualquier retroceso de carácter interno y / o externo. origen, con miras a la plena satisfacción del cliente.

Podemos considerar que la eficiencia está asociada a los procesos y la efectividad a los resultados. En la práctica, la trama que representa el backstage de los negocios que se desarrollan en cualquier ámbito o segmento se fundamenta firmemente en ambos términos. Respectivamente, desde el punto de vista genérico entendido en parte de los niveles de toma de decisiones que constituyen una organización, uno puede clasificarse como referido al nivel operativo y el otro, al nivel táctico.

En lo que respecta a la gestión estratégica, estos personajes son de suma importancia para la concreción de las perspectivas empresariales, ya que provocan un análisis y una reflexión constantes sobre la dirección y adecuación de las actividades laborales internas encaminadas, sobre todo, a mantener la competitividad.

De ahí el omnipresente énfasis en la gestión por procesos, una sistemática que lleva a las empresas a reorganizar sus sistemas de trabajo con el fin de mejorar sus resultados mediante el uso racional de los recursos organizacionales.

De hecho, existe una fuerte tendencia a que los modelos de gestión tradicionales, típicamente caracterizados por una visión jerárquica fragmentada y estática de las responsabilidades, sean superados por propuestas de creación de valor más dinámicas y fluidas.

La mencionada transformación de los medios de producción muestra una sucesión de actividades que recorre todos los segmentos de la empresa, desde los involucrados en el diseño del producto o servicio hasta los responsables de su materialización, requiriendo una mejora frecuente en la forma de los procedimientos adoptados en la transformación. de los insumos de producción están configurados.

Pasar a un enfoque de este tipo significa ser consciente de los prejuicios de los clientes.

Dado que el ideal de esta metodología es hacer lo posible de acuerdo con las expectativas de quienes pagan las facturas, es mejor emplear medios eficientes y efectivos para satisfacerlas.

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