Written by El término estrés hídrico se utiliza para describir un escenario en el que, en una región determinada, la demanda de agua es mayor que su disponibilidad y capacidad de renovación. En este tipo de situaciones, la cantidad de agua disponible es insuficiente para cubrir las necesidades de uso. Se considera que un país se encuentra en una situación de estrés hídrico cuando la disponibilidad de agua es inferior a 1700 m3 per cápita por año, según la ONU.
Entre las principales causas del estrés hídrico destacan: el desperdicio de agua; crecimiento poblacional e intensa urbanización con el consecuente aumento del consumo de agua para uso doméstico, industrial y agrícola, entre otros; contaminación del agua por vertido de aguas residuales, residuos sólidos, residuos industriales y productos químicos de las actividades agrícolas; calentamiento global, que afecta directamente al ciclo del agua; desigualdades en la distribución del agua y sistemas de suministro deficientes.
El estrés hídrico puede provocar escasez de agua en muchos lugares. Foto: T.Dallas / Shutterstock.com
El estrés hídrico es una realidad en muchas regiones del mundo y se estima que en poco tiempo muchos otros lugares serán parte de este escenario. Los datos de la ONU revelan que para 2025 aproximadamente dos tercios de la población mundial vivirá en condiciones de estrés hídrico. Algunas regiones incluso han alcanzado la escasez de agua, como Oriente Medio. Entre las regiones más afectadas por el estrés hídrico se encuentran el norte de África, la región mediterránea (europea y africana), el sudeste asiático, el noreste de China, Australia, Estados Unidos y México.
El crecimiento de la población y el desarrollo económico son los principales factores que contribuyen al aumento del consumo de agua en el mundo. Como resultado, la cantidad de agua consumida per cápita crece cada vez más, pero la cantidad de este recurso en el planeta permanece sin cambios. La mayor parte de este crecimiento económico se produce en regiones en desarrollo, como África y Asia, que ya tienen una tendencia a la baja disponibilidad de agua. En el caso de los países desarrollados, el problema es diferente: la mejora de las condiciones de vida hace que aumente el uso de agua per cápita.
En cuanto a la disponibilidad de agua, Brasil es un país privilegiado, que presenta aproximadamente el 12% del agua dulce del mundo. Sin embargo, la distribución de este recurso es extremadamente desigual, con alrededor del 68% concentrado en la región Norte. La región sureste tiene solo el 6% de la reserva de agua dulce del país. En otras palabras, las regiones más pobladas tienen la menor disponibilidad de agua. El Nordeste es la región que más sufre estrés hídrico, ya que es la más árida del país, experimentando largos períodos de sequía.
Los impactos causados por el estrés hídrico son muchos, desde problemas ambientales y sociales hasta políticos y económicos. También es de destacar la posibilidad de guerras, que anteriormente solo ocurrían debido a la disputa por la tierra, el petróleo u otros recursos. Las posibles soluciones para evitar la continuidad de la crisis del agua incluyen el uso de tecnologías que consuman menos agua en el riego, el consumo consciente de agua, evitar la contaminación del agua, realizar la gestión de residuos y tratar los efluentes de manera eficiente., Mejorar las redes de abastecimiento, además de la acción gubernamental. establecer leyes e incentivos que estimulen a todos a tomar conciencia de que el agua es un recurso limitado.
Referencias:
Bates, BC et al., El Cambio Climático y el Agua. Documento técnico del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático. Ginebra: Secretaría del IPCC, 2008. 224 p.
Mello, MCS 2010. La crisis del agua en el escenario mundial: análisis de sus causas, consecuencias y propuesta de soluciones que permitan revertir esta situación. Monografía de posgrado, Instituto A Vez do Mestre, Universidad Cândido Mendes. Rio de Janeiro.
