Hipótesis autótrofa – Biología –

La cuestión del surgimiento de la vida sigue siendo una cuestión abierta para los científicos. LA hipótesis autotrófica dice que los primeros seres vivos producían su propio alimento al igual que las plantas de hoy. Sin embargo, esta hipótesis no puede explicar muy bien cómo lograron desarrollarse estos seres. Esta hipótesis es la menos defendida en la comunidad científica precisamente por su falta de respuestas.

Para los defensores de esta propuesta, la vida no habría surgido en mares poco profundos y muy calientes; hubiera sido imposible que la vida primitiva sobreviviera. La Tierra era un lugar inhóspito, con muchos bombardeos de meteoritos, vulcanismo intenso y lluvias excesivas. Estos factores habrían bastado para acabar con la vida primitiva que podría haberse desarrollado aquí.

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El hecho de que la Tierra fuera un lugar caótico en sus inicios hace que los partidarios de la hipótesis autótrofa defiendan que la vida se desarrolló en lugares más protegidos como los fondos oceánicos de los primeros mares del planeta.

Muchas investigaciones actuales trabajan con los llamados respiraderos hidrotermales, que son aberturas en el fondo del océano de las que emanan gases calientes y sulfurosos. Varias instituciones, como la NASA, han apostado por la investigación en este ámbito. Recientemente, una investigación mostró que las chimeneas habrían ayudado en la producción de ARN (ácido ribonucleico) de los primeros seres. Sin embargo, los defensores de la hipótesis autótrofa sostienen que todos los primeros seres de la Tierra que lograron sobrevivir al medio ambiente primitivo se formaron integralmente alrededor de las fuentes hidrotermales.

Todos los microorganismos que viven alrededor de las chimeneas no realizan la fotosíntesis debido a la falta de luz; realizan un proceso muy distinto llamado quimiosíntesis. Además, la forma en que viven estos microorganismos es bastante peculiar: algunos viven entre los tejidos de animales más grandes. De esta manera, tienen suficiente protección y los animales más grandes se benefician del alimento que los microorganismos son capaces de producir.

La principal defensa de este argumento es el hecho de que la abundancia de sulfuro de hidrógeno (sulfuro de hidrógeno) y compuestos de hierro son abundantes alrededor de las chimeneas. Así, los primeros organismos, que fueron bacterias, obtuvieron la energía necesaria para desarrollar las reacciones para la síntesis de sus componentes orgánicos.

La hipótesis autótrofa es la menos aceptada por la ciencia actual precisamente por la justificación de cómo los primeros seres producían su alimento. Todo el proceso de quimiosíntesis es muy complejo y requiere muchas enzimas que eran totalmente inviables en el entorno primitivo de la Tierra. Además, la propia complejidad física de los organismos sería totalmente imposible en el medio ambiente. Mirando el lado evolutivo, la complejidad de un ser autótrofo tardaría mucho más en alcanzarse, además de ser un proceso muy lento y gradual.

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