Teatro de Calderón (alrededor de 1635).
Un rey tiene encadenado en una cueva a su hijo, a quien un oráculo ha designado como la ruina del trono. Arrepentido, le hace beber un narcótico y lo transporta a su palacio. Cuando se despierta, tratado como un príncipe, este hijo revela su crueldad. Lo sumergen de nuevo en la oscuridad, pero una revuelta lo saca de nuevo. El príncipe luego hace las paces, por temor a que el sueño de su vida real se desvanezca.