Orfeo y Eurídice – Mitología griega

Orfeo era hijo del dios Apolo y la ninfa Calíope; de la figura paterna hereda una lira que, una vez tocada por sus manos, revela un canto tan exquisito que nada ni nadie puede permanecer inmune a su magia. Hasta las bestias más salvajes aplacaron su enfado ante las notas extraídas de este instrumento, que prácticamente las hipnotizaron. Incluso los arbustos cedieron a sus encantos.

El dios de los matrimonios, Himeneo, consagró el amor de Orfeo y Eurídice, pero no pudo traer buena suerte a esta relación. Un ambiente de presentimiento ha inundado esta unión desde el principio, que se produjo cuando la joven, poco después, fue asediada por Aristeu, por su intensa belleza. Al escapar de su persecución, se topó con una serpiente y fue mordida por el reptil, lo que le provocó la muerte.

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Incapaz de aceptar este hecho, Orfeo declara su tristeza a mortales e inmortales, pero al no obtener nada, va tras su amada en el infierno. Allí el amante, tocando su lira, lleva a Caronte para guiarlo a través del oscuro mundo de los muertos, a lo largo del río Orzuelo; adormece a Cerbero, el guardián de las puertas infernales; su dulce lamento alivia las torturas de las almas exiliadas allí; y, ante el Hades, lágrimas lágrimas del propio soberano de los sin vida, que, ante las súplicas de su esposa Perséfone, permite a Orfeo cruzar el umbral de esta región para buscar a Eurídice, pero impone una cláusula en su contrato verbal.

La joven volvería con Orfeo al universo de los vivos, siempre y cuando el amante no mirara a su amada hasta que estuviera nuevamente bajo el sol. Seguro de que su esposa estaba justo detrás de él, se asoma por un momento al final del camino. En ese momento, Eurídice vuelve a convertirse en un espectro, lanza un último grito y se dirige a la esfera de los muertos.

Orfeo se ve impedido de acompañar a su esposa y se desespera, permaneciendo en ayunas durante siete días junto al lago. Se convierte en un ser devorado por la angustia y rechaza a las otras chicas; intenta sin éxito olvidar su gran pérdida. Cansadas de ser despreciadas, las Menades, mujeres furiosas, cortan su cuerpo en pedazos y arrojan su cabeza al río Hebrus.

Las nueve musas simpatizan con Orfeo y recogen sus fragmentos, enterrándolos en el Monte Olimpo. Ahora en el reino de los muertos, el amante conoce a Eurídice. Donde yace su cuerpo, dicen que los ruiseñores entonan su canto de una manera más suave. Los asesinos son castigados por los dioses, convirtiéndose en robles macizos.

En la versión del compositor clásico Glück, los amantes reciben una nueva oportunidad para el amor, que le permite a Orfeo buscar a Eurídice en el reino de los muertos. Este curioso personaje pone a prueba la resistencia del joven enamorado impidiéndole mirar a su amada hasta llegar al mundo de los vivos, pero, cuando no se resiste y vuelve a perder a su esposa, le impide buscar la muerte y proporciona el reencuentro definitivo de ambos.

Fuentes:
http://www.fernandodannemann.recantodasletras.com.br/visualizar.php?idt=606694
http://anamargens.blogspot.com/2006/06/orfeu-e-eurdice-lendas-e-mitos.html
Programa de ópera Orpheus y Euridice – Christoph Willibald Glück – Theatro São Pedro – Temporada 2010.

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