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(Inglés lakista de lago, Lago)
Dicho de los poetas ingleses del final del xviii y el comienzo de xixmi s. como Wordsworth, Coleridge y Southey, que frecuentaban el Lake District y que pertenecen a la primera generación del romanticismo.
Los más famosos, William Wordsworth (1770-1850), Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), Robert Southey (1774-1843) y Walter Scott (1771-1832), introdujeron el amor por la naturaleza en la poesía. Tuvieron una influencia indiscutible en el romanticismo francés.
Baladas líricas
Dos generaciones ilustran el romanticismo inglés. Al primero pertenecen los poetas lakistas, nacidos entre 1770 y 1780. El segundo, que se afirma a partir de 1820, reúne a los grandes poetas ingleses George Byron (1788-1824), Percy Bysshe Shelley (1792-1822) y John Keats (1795 -1821).
Los tres poetas lakistas más importantes, Wordsworth, Coleridge y Southey, publicaron en 1798 una colección colectiva anónima de Baladas líricas, que contiene, entre otras, la obra maestra de Coleridge: la balada del viejo marinero. Este libro marca una fecha en la historia poética de la misma manera que la Meditaciones por Lamartine (1820). Wordsworth se estaba quedando en Orleans cuando estalló la Revolución. Se entusiasmó con el movimiento popular y sus primeros poemas celebraron la «marea revolucionaria» y la «marea creciente de la libertad». Luego regresó a Inglaterra, a pesar de los tormentos que le provocó la pasión que sentía por una joven francesa, Annette Valton. Conoció a Coleridge, quien lo introdujo en el idealismo místico, al que Wordsworth aportaría inspiración moral y humana. Ambos se establecieron en Somerset, a orillas de los lagos Cumberland, y juntos desarrollaron la doctrina literaria lakista, cuya Baladas líricas constituía el manifiesto.
Hacia el romanticismo
Wordsworth, principalmente, pretendía glorificar el «éxtasis confuso»; su amor por la naturaleza y la sencillez transfiguraron la realidad cotidiana. Tomando la realidad familiar como su objeto, exaltándola con el poder de la sensibilidad controlada, Coleridge pretendía hacer visible tanto el mundo de las apariencias como el de lo sobrenatural.
Por medios aparentemente contradictorios, los dos escritores lograron la íntima fusión de lo real y lo ideal. Wordsworth se despojó de las fórmulas artificiales y el lirismo forzado de generaciones anteriores, y renovó la inspiración al colocar al hombre en el marco de la naturaleza, en el mundo simple y cotidiano. Por la belleza filosófica, por la inesperada gravedad de sus obras, de sus poemas (Gusanos escritos a poca distancia de Tintern Abbey), Wordsworth estaría en el origen del ascenso romántico.
Discípulos y admiradores
La nueva forma de obras lakistas ya estaba despertando seguidores y admiradores, incluido el escritor Thomas De Quincey (1785-1859), que vivía en parte en Cumberland. Los imponentes poemas de Robert Southey (Thalaba, 1801; Roderick) y las baladas épicas y patrióticas de Walter Scott, a pesar de su lirismo contenido y su forma clásica, dan testimonio de un renacimiento de los temas lakitas. Las obras de Coleridge y Wordsworth divergirían gradualmente: la primera, atormentada por lo inexpresable y lo invisible, mostraba una clarividencia dolorosa, apegada a seguir fielmente la voz desde dentro (Kubla Khan); el segundo pareció dar paso a la nostalgia, que lo llevó a la elegía (Excursión, 1814, y Preludio, 1850). Pero aún vinculados, permanecieron juntos en Alemania, donde quedaron fascinados por la obra de Schiller, de la que Coleridge tradujo el Wallenstein.