Genio –

se considera genio el ser con vasto potencial mental. La palabra genio proviene del inglés Genius, el francés Génie y el alemán Genie. La mayoría de las veces, son personas con gran talento que, en el caso de los artistas, alivian su sufrimiento, sus pruebas terrenales y su dolor a través del proceso catártico, es decir, la purificación de las pasiones, en la creación de verdaderas obras maestras. Desde mediados del siglo XVII este término ha indicado el potencial creativo en sus expresiones más sublimes. En sus orígenes, sin embargo, se refería al creador y a las deidades protectoras.

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Foto: Sergey Nivens / Shutterstock.com

En el siglo XVIII, las corrientes estéticas redujeron el concepto de genio al campo artístico. Kant es uno de los filósofos que defiende esta corriente. Según él, precisamente por eso la palabra genio denota el espíritu humano, que le fue dado al hombre desde su nacimiento, y de ahí brotan las ideas que se le ocurren a lo largo de su vida. Pero todo indica que estos artistas ilustrados a menudo se ven perseguidos por trastornos psíquicos o trastornos de la personalidad. Algunos padecen depresión y alcoholismo, como Edgar Allan Poe, Baudelaire, Rimbaud, Hemingway y otros. Según algunos estudiosos, estos problemas parecen tener el poder de estimular la creatividad de estos seres geniales.

Otros hombres considerados genios presentaban, además de los dones inherentes a sus mentes, problemas con la sexualidad. Hitler, por ejemplo, tuvo una eyaculación precoz, mientras que Gandhi canalizó completamente sus impulsos sexuales hacia la militancia política. También es común encontrar entre muchos genios una orientación sexual homosexual o bisexual. Diversos trastornos psiquiátricos se han manifestado a lo largo de la historia en personalidades consideradas brillantes: el trastorno bipolar, en Virginia Woolf; esquizofrenia paranoide en Schumann; epilepsia psicomotora en Van Gogh, entre otros trastornos mentales.

Los genios tienen una brillantez mental como ningún otro ser, no tienen límites, pero emocionalmente son muy sensibles. En ellos prevalece la parte intelectual sobre la determinación, lo que les permite generar obras de contemplación total, sin ningún interés objetivo. Un niño prodigio es aquel que tiene un talento especial. Pero una persona talentosa no es necesariamente un genio, porque puede ser muy bueno en ciertos campos pero quedarse corto en otros. También puede que no se adapte a la educación convencional. El hecho de que no sea excepcional en absoluto es lo que distingue al superdotado del genio. Esto siempre cambia, de alguna manera, las ideas que gobiernan una época determinada, le da una nueva cara al mundo.

Hay varias formas de medir el nivel de inteligencia de una persona que pueden ayudar a determinar si alguien es un genio o no. El test de CI es el más común, aunque muchos científicos ya no lo consideran satisfactorio, ya que mide solo ciertos ángulos de la inteligencia humana, dejando de lado otras caras. Sin embargo, según este examen, una puntuación superior a 140 puntos puede llevar a que una persona sea definida como un genio.

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